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Fue en una reciente competencia en Kuala Lumpur, en la Copa del Mundo Powerlifting 2016, cuando Porfirio Arredondo obtuvo medalla de plata y selló su clasificación para los Juegos Paralímpicos de Río 2016, donde quedó en sexto lugar. Para el nuevoleonés de la división de 80 kilogramos, estos fueron sus sextos Juegos Paralímpicos.
Hace unas semanas, antes de salir hacia Río de Janeiro, Brasil, el deportista comentó a EL UNIVERSAL: “Debemos cuidar no tener lesiones, que en el caso de las pesas limitan mucho. Quizá esta sea la última oportunidad de ser medallista en unos juegos paralímpicos, vamos por la de bronce; cumpliré 45 años este mes”.
Recordó que ha participado desde Atlanta 1996. “Mi mejor lugar lo obtuve en Sídney, Australia 2000, quedé en cuarto lugar. Las posibilidades siempre han existido, y estando ahí, en el momento justo, es cuando se definen los lugares. Si nos basamos en estadísticas, cinco atletas pelearemos el tercer lugar (Nigeria, Polonia, Brasil, Colombia y México), porque el primero y el segundo sí está complicado alcanzarlos”, admitió en aquella entrevista, mientras con su brazo izquierdo hacía repeticiones con una gran pesa.
“A los cinco años padecí una neumonía que provocó meningitis y trajo la discapacidad. He vivido prácticamente toda mi vida con discapacidad, lo cual me limitó mucho en la escuela. En aquella época no existía el término bulliyng, pero lo vivía diariamente. Fue el deporte el que me llevó a moverme de ese lugar de acoso para buscar un empleo. Fui obrero, trabajé en empacadoras, maquiladoras; ahora soy entrenador de Powerlifting, levantamiento de pesas, instructor en gimnasios; fui químico en la Facultad de Ciencias Biológicas en la Universidad de Nuevo León”.
Actualmente, Porfirio Arredondo tiene una beca de 6 mil pesos; antes era de 8 mil. “A Río de Janeiro llego con varias ofertas de trabajo. Espero que, si me va muy bien, esas ofertas continúen en pie. ¡Yo sigo en pie!”, dijo el deportista, quien aclaró que nunca ha estado interesado en casarse.