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En los últimos años, México ha experimentado una profunda transformación demográfica. Junto con el envejecimiento acelerado de su población, vive también un proceso de feminización del envejecimiento, lo que plantea serias disyuntivas para la atención de este sector de la población.
La base de la pirámide de edad disminuye, al tiempo que la cúspide —que representa a las edades avanzadas— va en aumento. De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), México tiene 13 millones de personas adultas mayores: 46.2% son hombres y 53.8% mujeres.
Diversos estudios confirman que en México las mujeres viven, en promedio, seis años más que los hombres. Pero también son quienes asumen más tareas de cuidado de adultos mayores, en la familia o como parte de una actividad adicional; muchas de ellas, además, realizan labores del hogar.
De acuerdo con estimaciones del Conapo, en 2030 el país tendrá una población potencial de 20.4 millones de adultos mayores, lo que representaría 15% de la población total.
El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) señala que oficialmente el Día del Abuelo comenzó a celebrarse a partir de 1983, aunque su historia se remonta al gobierno de Lázaro Cárdenas.
Información del instituto destaca que se promueven, como parte de sus actividades, programas orientados hacia la población adulta mayor, con énfasis en las mujeres, en el marco de respeto a sus derechos y con un enfoque de género, tales como la inclusión laboral, educación, cultura, cuidados y prevención del maltrato, entre otros.
La población adulta mayor es un grupo heterogéneo con necesidades y características diferentes. Además, el proceso de envejecimiento en México no se produce de manera uniforme.
Es decir, no se comporta igual en todas las regiones. Por ejemplo, los estados que presentan más concentración de personas adultas mayores son los siguientes: Estado de México, Ciudad de México y Veracruz.
En contraste, Baja California Sur, Colima y Campeche concentran una menor proporción de personas adultas mayores. En otras palabras, son estados “más jóvenes” en cuanto a la edad de sus habitantes.
Adultos mayores frente a sus derechos. Verónica Rodríguez Fernández, especialista en Psicología de la Salud y Gerontología del Inapam, recomienda que los adultos mayores procuren crear redes de apoyo fuertes para que no sean vulnerados en sus derechos por personas ajenas a su familia.
“Lo que hacen normalmente cuando carecen de estas redes de apoyo es engancharse con personas que quieren aprovecharse de los bienes que tienen. Finalmente, los adultos mayores acaban por cederlo todo por querer complacer o mantener a alguien a su lado y tener compañía.
“Es muy importante que se asesoren antes de hacer cualquier trámite, de preferencia con algún abogado o notario externo a su familia; hay instancias como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, Inapam; el DIF o Inmujeres, que pueden asesorar y orientar de manera legal”.
Rodríguez Fernández añadió que los adultos mayores “tienen miedo a la enfermedad, a la dependencia y a la muerte, y es por ello que acaban cediendo y se olvidan de gran parte de sus derechos”.
La recomendación de la especialista es que los adultos mayores cuiden su salud, tejan redes de apoyo como podrían ser hijos o amigos que les llamen por teléfono, estén atentos de ellos y los acompañen, así como saber que contarán con alguien que en caso de emergencia los asistirá.
