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Maribel Cuevas y José María S. Coín son padres de María Isabel, de 9 años de edad y de Cristina de 6, quienes asistirán a cuarto y segundo de primaria, respectivamente, en una escuela privada de la zona de Polanco a la que hacen 10 minutos para llegar de la mano de sus padres.
En sus mochilas llevan libros y refrigerios para los dos recreos que tiene a lo largo del día.
Maribel, su madre, las recoge a la salida de la escuela, y al salir la familia vuelve a reunirse para comer en casa, “porque la cercanía de mi trabajo me permite convivir con ellas; saber cómo les fue en la escuela, escucharlas, y hacer un alto en el día para estar con mis niñas, con Maribel y sentarnos juntos en la mesa del comedor”; comenta José María, de 43 años de edad. Sus padres, ambos profesionistas, y españoles de origen, han ejercido como tal. Maribel es licenciada en documentación, diplomada en bibliotecnología y documentación; y José María es ingeniero de un corporativo trasnacional; es un profesionista que viaja constantemente pasando inclusive temporadas en otros países. Vivió también dos años en Colombia.
Maribel, por ahora ha decidido “poner en pausa temporal” su profesión para dedicar tiempo, calidad y atención a sus hijas, “con el proyecto de reiniciar mi desarrollo profesional en cuanto las niñas sean un poco mayores”. Ella es una mujer que está a favor de que en un futuro sean profesionistas como ella lo es. Cristina, aún no sabe qué quiere ser cuando sea mayor; María Isabel dice que querría ser estilista o decoradora de interiores.
En su escuela, a principios de agosto, pasan un listado con el material que necesitan para empezar el curso, “uno va, lo compra y después fijan un día y se entrega el material. Mis hijas tienen una asignatura de informática”. Durante el curso pasado, manejaron un programa y entregaron sus trabajos en una USB para que fuera evaluado; utilizan el Ipad con aplicaciones de música; tienen clases de música en la escuela, las han incorporado desde temprana edad al mundo de los sistemas.
“A nosotros como padres nos interesan principalmente dos cosas respecto a su educación: que técnicamente sea un buen colegio para nuestras hijas, que desde el punto de vista académico sea un colegio que tenga un alto nivel; por supuesto que tenga idiomas, especialmente el inglés; pero también nos preocupa y valoramos mucho que el colegio en el que están forme personas, pues el mundo el que vivimos está necesitado no sólo de buenos profesionales con buenos conocimientos técnicos, sino también de buenas personas. Estas son las dos variables que nosotros como padres hemos movido.
“Para mis hijas quiero algo que es tan simple y a la vez tan difícil: quiero que sean felices; que tengan la opción de elegir lo que ellas desean hacer; la opción de elegir su propio camino, que éste no les sea impuesto o cuando menos no totalmente impuesto desde afuera. Que tengan la libertad de elegir qué vida quieren llevar; y para ello tienen que estar preparadas. Para nosotros es importante intentar buscar lo mejor que está a nuestro alcance en una escuela privada; porque priorizamos la educación y la enseñanza de nuestras niñas por su futuro. Ellas no tienen teléfonos celulares en casa, y si acaso usan el de su padre y madre pero bajo un estricto control”, describen.
A Maribel le interesa que sus hijas tengan las herramientas para poder elegir y que su nivel académico no sea un problema para la elección del empleo que quieran a futuro. “Estoy por supuesto a favor de que las mujeres trabajen. Ellas, por su edad están un poco dispersas en sus elecciones, cambian de parecer, pero teniendo en cuenta la faceta de cada una: María es más creativa, le gusta mucho el tema de las manualidades y la pequeña Cristina es un poco más inquieta, y tampoco dice nada de lo que quiere a futuro”, agrega.
“El ciclo pasado íbamos a cursos de inglés para perfeccionarlo después de clases; y este año han elegido teatro y patines como actividad extraescolar; ambas las toman en la escuela, que tiene un abanico muy importante de cursos extraescolares por la tarde. Estos no son gastos incluidos dentro de la colegiatura. Las materias de estudio de ambas son: inglés, informática, expresión corporal, educación física, matemáticas, historia de México, arte, español. La escuela también tiene un comité ecológico y nos agrada que el seguimiento hacia el alumno sea personal; también están tomando un curso de Ki-Va, referente a una estrategia contra el bullying”.
María, la mayor de las hijas le ha preguntado a Maribel si saldrán en redes sociales, en un periódico. “Están emocionadas, ¡muy emocionadas!”, expresa la madre.