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En México, 40% de los casos de abuso o violación sexual que se reportan (alrededor de 600 mil al año) se dan en contra de menores de 15 años, lo que equivale a cerca de 240 mil niños que son víctima de este tipo de agresiones, de acuerdo con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).

En seis de cada 10 casos, estos abusos son cometidos por personas que están en el primer círculo de confianza de los menores. Esto quiere decir que los ataques se dan en casa por familiares o personas conocidas, y esa es una de las principales razones por las que los niños no denuncian o no informan a sus padres, puesto que los abusadores los extorsionan y los hacen sentir culpables, señaló Anita Suárez, titular del Comité de Violencia Sexual de la CEAV, durante la presentación de la Cartilla de Derechos de las Víctimas de Violencia Sexual Infantil.

Algunos de los síntomas que pueden ayudar a los padres a identificar si sus hijos han sido víctimas son: pesadillas, miedo, ansiedad, depresión, rechazo al contacto afectivo, miedo a determinada persona o lugar y manifestación de conocimientos sexuales inapropiados para su edad.

“El tema de la violencia sexual sigue en aumento. Una manera muy importante de prevenirlo es que como padres de familia hablemos con nuestros hijos y que les expliquemos cuáles son sus derechos como niños sobre su cuerpo, eso les dará las condiciones para fortalecerse”, señaló Jaime Rochín del Rincón, comisionado presidente de la CEAV, quien adelantó que se trabaja en un protocolo de atención.

Informó que colaboran con los gobiernos estatales para que entreguen en el transcurso del próximo año, la información correspondiente a los casos o denuncias por abuso sexual, para establecer un compilado de datos y tener un panorama más amplio de la situación en el país.

En la actualidad, una de las estrategias más comunes para acercarse a los menores es a través de las redes sociales, lo que es conocido como grooming o ciber-acoso sexual infantil.

Ante ellos señaló que es necesario que los padres de familia mantengan una comunicación clara y efectiva con sus hijos y desde que son pequeños les enseñen a tener control sobre su cuerpo. En caso de que los niños hayan sido víctimas de este delito, es importante que los papás les expliquen en todo momento que no fue su culpa y que denuncien el hecho.

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