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Armando Castellanos Aguilar, uno de los profesores agredidos el martes en Comitán, Chiapas, está convencido de que no fueron maestros ni padres de familia quienes lo raparon, descalzaron y lo obligaron a caminar más de dos kilómetros sobre pavimento ardiente junto con otros cinco trabajadores de la educación. Sus agresores, insistió, fueron enviados a buscarlos al lugar preciso donde se encontraban.
Entrevistado vía telefónica desde San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde ahora se encuentra y se está recuperando de las heridas en los pies, el profesor Castellanos Aguilar señaló que tiene 50 años de servicio, de los cuales más de 20 han sido como supervisor escolar en Comitán, por lo cual tiene contacto con la mayoría de los maestros y padres de familia de la zona.
Afirma que no logró reconocer a los hombres que lo rodearon para agredirlos a él y a cinco profesores más con quienes había acordado encontrarse. El motivo de la reunión era la entrega de unos documentos en los cuales los directores de cada escuela ratificaban los nombres de los profesores que no habían podido dar clases, porque sus escuelas están clausuradas por el paro indefinido.
“No son maestros (los agresores). Son de esos grupos que aparecen, de choque. No son siquiera padres de familia de ninguna de las instituciones de la zona 006 de Comitán”.
“No somos charros ni vendepatrias, somos maestros y también apoyamos al movimiento magisterial. Respetamos la opinión de cada uno de los compañeros. Todos vamos navegando en la misma barca y si se hunde, nos hundimos todos. Respeto al movimiento y los apoyamos”.
Dice que “primero me rodearon y luego a los demás conforme fueron llegando. Djeron que nos iban a linchar y alguien gritó ‘¡quémenlos, quémenlos! (...) no había ninguna manifestación, el grupo llegó de repente caminando sobre la banqueta del boulevard. Llevaban a muchos chavos, muchos niños. Alguien los envió porque sabían que éramos maestros y sabían que íbamos a estar ahí, eran como 150 ó 200 personas”.