Más Información
Dictan 600 años de prisión a "El Negro" Radilla y "El Cone"; responsables de secuestrar al hijo de Javier Sicilia
Familias de desaparecidos en Mazatlán irrumpen en evento de Sheinbaum; mandataria promete atender peticiones
Sheinbaum responde a Trump sobre declarar a cárteles como organizaciones terroristas; rechaza injerencia extranjera
PAN exige renuncia de Rubén Rocha Moya; Claudia Sheinbaum sigue protegiéndolo en “complicidad vergonzante”
Girolamo Prigione, el otrora poderoso y polémico primer representante personal del Papa, y luego nuncio apostólico en México, falleció este viernes en la casa de reposo Orquidea en Alejandría.
Tuvo un paso muy discutido por casi dos décadas en el territorio mexicano, con señalamientos de integrantes de la diplomacia vaticana de haber tolerado los abusos de Marcial Maciel.
Además, por haber recibido en la Nunciatura Apostólica, en los años 90, a los hermanos Arellano Félix, jefes del cártel de Tijuana, para hablar del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
El nuncio se vio obligado a admitir públicamente sus encuentros con los Arellano Félix tras revelarse que las reuniones ocurrieron en casa de Prigione, en la capital mexicana.
De acuerdo con lo dispuesto tanto en la legislación de la Iglesia católica, en mi calidad de obispo, así como la civil de todos los países, tengo la obligación de guardar secreto profesional de lo que la gente me confía de manera estrictamente privada y, por lo mismo, no puedo revelar lo ahí tratado, expresó entonces Prigione en una declaración enviada a la prensa.
Fue además artífice del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano, junto con el cardenal Ernesto Corripio Ahumada.
Con la reforma el artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 28 de enero de 1992, se restablecieron formalmente las relaciones diplomáticas del Estado mexicano y el Vaticano.
El papa Juan Pablo II decidió nombrar como nuncio (embajador) al impulsor de esa reforma en México, monseñor Girolamo Prigione, quien entregó sus cartas credenciales, no en el Palacio Nacional, sino en la Residencia Oficial de los Pinos, ante el Presidente de la República.
Prigione nació en Castellazzo Bormida, de la diócesis de Alejandría, el 12 de octubre de 1921, y fue ordenado sacerdote el 18 de mayo de 1944.
Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1951, y prestó su servicio en la Representación Pontificia en Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Austria.
También fue el encargo de delegado en la Agencia Internacional para la energía atómica con sede en Viena.
Una vez electo para la Iglesia titular de Lauriaco, el 27 de agosto de 1968, fue nominado Nuncio Apostólico en el Salvador y en Guatemala.
El 24 de noviembre de 1968 recibió la ordenación episcopal.
El 2 de octubre de 1973 se convirtió en Pro Nuncio Apostólico en Ghana y Delegado Apostólico en Nigeria.
El 7 de febrero de 1978 recibió el encargo de Delegado Apostólico en México, y luego se convirtió en Nuncio Apostólico el 2 de octubre de 1992.
Prigione se retiró del servicio diplomático el 31 de mayo de 1997.