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En México el analfabetismo tiene, en su mayoría, rostro femenino, puesto que 3.3 millones de los 5.39 millones de mexicanos que no saben leer ni escribir son mujeres.
Al lanzar la Campaña Nacional, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) busca revertir estas cifras y que 2.2 millones de personas sean alfabetizadas. Que otros 2.2 millones de mexicanos concluyan la primaria y que 3.1 millones más obtengan un certificado de secundaria.
En total se prevé que se atenderán a alrededor de 7.5 millones de mexicanos en los próximos cuatro años.
El director de la institución Mauricio López Velázquez, en entrevista con EL UNIVERSAL, se plantea que México tenga un INEA “con menos grasa, más ágil, menos burocratizado”, para cumplir estas metas hacia 2018.
¿Cómo encontró el INEA?
—Con 35 años de creación ha sido una de las instituciones más nobles, con larga tradición y valorada socialmente; cumple un papel fundamental. Considero que el INEA es la otra pinza de la reforma educativa. Encontramos una institución sólida, histórica, pero que requiere ser revisada y actualizada en muchos aspectos.
El instituto es un instrumento portentoso que ayuda a atender el rezago educativo, y salda cuentas con un pasado —donde hay que decirlo— en que el Estado falló, pero requiere ser actualizado, de cara a más de 30 millones de mexicanos que se encuentran en rezago educativo. El presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, están convencidos de que el debate del rezago educativo es un elemento importante para avanzar en la implementación de la reforma educativa; esta es la quinta prioridad de dicha reforma: tener un sistema educativo con equidad.
¿Cómo abatir el rezago educativo? ¿Cómo revertir que el número de habitantes inscritos en algún nivel del sistema educativo (33.65 millones) sea casi igual al de los que están en rezago educativo (31.9 millones)?
—A través de la elaboración de mejores materiales pedagógicos; revisando los planes y programas de estudio; utilizando las nuevas tecnologías; facilitando los procesos de registro, capacitación, formación y certificación. Dos estados hicieron bien su trabajo al abatir el rezago educativo: Zacatecas e Hidalgo; ahí donde los gobernadores, ahí donde el secretario de Educación le pone atención al tema hay buenos resultados, prácticas exitosas y esto tenemos que reforzarlo.
Necesitamos ampliar las más de 2 mil plazas comunitarias con las que contamos, fortalecer a los casi 85 mil servidores voluntarios que acompañan el proceso de enseñanza.
Una de las cinco estrategias que anuncié desde que tomé protesta tiene que ver con lograr una mejor coordinación con los estados, con gobiernos y municipios para que logremos mejores resultados. Tenemos también módulos que no se han actualizado desde hace cinco o 10 años; debemos revisar el Plan de Estudios del Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo el MEVyT.
Estamos en condiciones de desarrollar lo que fue un ejercicio el año pasado, puesto que el instituto tiene la atribución de certificar los saberes que las personas han adquirido en la vida y en el trabajo. Es decir, se hace un examen diagnóstico para evaluar si cumplen con los conocimientos necesarios para certificarlos en primaria y secundaria; contarán los cursos, los saberes adquiridos en la vida, los talleres que hayan tomado a lo largo de su vida; contaremos también con una evaluación del empleador de la persona que quiere certificar su primaria o secundaria. Queremos que se certifiquen con lo que saben y si algo les falta que el INEA cubra el campo de conocimiento que requieren.
La educación para adultos y la alfabetización, ¿cuál es el proyecto en este rubro?
—Tenemos que trabajar en la educación para adultos mayores, puesto que la pirámide poblacional ha crecido y también la expectativa de vida, debemos redignificar el papel del adulto mayor en la sociedad, donde la expectativa de vida es de 76 años para la mujer y 72 para el hombre.
La educación para adultos es un servicio educativo descentralizado que está a medias y hay que revisarlo; tenemos que mejorar la coordinación con gobiernos y municipios.
Por otra parte, se ha reducido el número de analfabetismo en México, por ejemplo Hidalgo dejó de tener 10.2% de la población que no sabía leer ni escribir, ahora está en 8.2%; esto se logró con una campaña intensa; además de que la pirámide poblacional hizo su efecto.
Según estimaciones del INEA, el índice de analfabetismo ha disminuido en los últimos tres años, pasó de 6.3% a aproximadamente 5.3% de la población mayor de 15 años. Durante estos tres años, la cobertura en localidades del instituto se amplió en 46% y los asesores educativos que se han sumado a la campaña son más de 85 mil en todo el país, que colaboran a través de un pequeño apoyo económico.
¿Cuáles serán las estrategias y proyectos en lo particular?
—Tenemos que revisar planes y programas de estudio con la flexibilidad que nos permita el proceso a través de lo que encabeza el secretario Nuño, relativo a garantizar las adecuaciones regionales a los conocimientos y prácticas pedagógicas educativas. Dedicaré 100% del tiempo para que esta institución se visibilice, retome la importancia que tiene para la población.
Debemos utilizar las nuevas tecnologías, revisar los planes y programas de estudio, procurar mejores materiales pedagógicos, acercar a la población los procesos de registro, certificación y capacitación; fortalecer el modelo presencial de acompañamiento educativo; llegar a las comunidades más lejanas, continuar atendiendo a buena parte de la población migrante en Estados Unidos.
¿En que sentido se buscará que los programas sean más accesibles?
—No quiero que me cuenten más historias de personas que no pueden certificarse por exceso de requisitos; quiero un instituto que sea más amigable para la población, que ésta lo sienta de nuevo como suyo. Quiero un INEA con menos grasa, más ágil, menos burocratizado, que pueda responder rápidamente a la innovación y a los saberes; pero también a prestar oportunamente atención a las necesidades regionales.