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Ciudad Juárez, Chih.— El presidente Enrique Peña Nieto y el papa Francisco se vieron anoche por sexta vez y se despidieron como dos hombres de Estado, sin discursos, rodeados por sus hombres más cercanos, los más discretos, los incondicionales. Se dijeron adiós.

El mandatario mexicano y su esposa llegaron a bordo del avión presidencial poco antes de las 19:00 horas al Aeropuerto Internacional Abraham González.

Mientras se trasladaban a la sala de juntas de la Comandancia del aeropuerto, el Papa estaba en camino para abordar el avión Misionero de Paz. Entonces se encontraron por sexta vez.

La primera fue el 19 de marzo de 2013, en la misa de inicio del pontificado de Francisco; la segunda, el 6 de junio de 2014, cuando el presidente Peña viajó al Vaticano para invitarlo a México; después, el 12 de febrero pasado, en el Hangar Presidencial; luego vino la recepción en Palacio Nacional; la quinta, en la misa que el Pontífice celebró en la Basílica de Guadalupe, y anoche.

Caminaron juntos hacia la plataforma del aeropuerto, había 5 mil personas esperando, las más previsoras llegaron a las 14:00 horas.

Mientras el Pontífice y el Presidente dialogaban en privado, en la pista —flanqueados por las banderas mexicana y del Vaticano— estaban el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, y Norberto Rivera, arzobispo primado de México.

El presidente Peña y Francisco aparecieron en la plataforma, la gente se ahogó en un grito. También estaban los gobernadores de Durango, Jorge Herrera Caldera, y de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, uno al lado del otro. La gente más cercana a la plataforma, la que no estaba en las tribunas, trepó a las sillas para poder ver al Pontífice y pedirle, como lo hicieron miles a su paso por todo el país: “¡Bendición!”.

Los dignatarios caminaron a paso lento. Entonces, con el avión papal a sus espaldas, se pararon como hombres de Estado y escucharon, con sus comitivas a cada costado, los himnos nacionales. Vino luego una triple despedida: del séquito papal, de los jerarcas católicos y de los funcionarios mexicanos.

El obispo de Roma y el presidente Peña Nieto caminaron hacia el Boeing 787 de Aeroméxico. A las 19:20 horas la puerta se cerró y el Papa jesuita saludó desde la ventanilla, desde donde dio una última bendición a los mexicanos. A las 19:38 horas la aeronave despegó. Francisco se fue.

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