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Saldo blanco fue el reporte final que proporcionó la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) capitalina tras la visita del Papa a la Ciudad de México, a la que acudieron alrededor de 2 millones de personas a sus eventos y recorridos de 213.1 kilómetros.

En la quinta noche en la que el Obispo de Roma fue huésped en la sede de la Nunciatura Apostólica, María Guadalupe Arzola se acercó para tratar de ver, aunque fuera por un segundo, al Pontífice. “Me vine con dos naranjas, una que me comí cuando llegué y la otra para cuando me regrese” a Oaxaca.

Desde el 11 de febrero, doña Lupita, como le gusta que le digan, llegó a la Ciudad de México y pasó frío y hambre, pero nada le quitó el ánimo de ver a Francisco y gritarle porras.

Su sobrina le regaló el boleto, puesto que ella trabaja en una iglesia sin salario. “Les doy catecismo a los niños para que hagan su primera comunión, su confirmación”.

Al amanecer, un mariachi ingresó al jardín de la Nunciatura, encabezado por el cantante Carlos Rivera, quienes le dedicaron las canciones El pastor y Las golondrinas como despedida de ese sitio. Al salir, el líder religioso saludó a niños, enfermos y feligreses antes de iniciar su recorrido final.

Al llegar a la esquina de Insurgentes Sur y Juan Pablo II, los cientos de personas allí reunidas le gritaron consigas mientras el papamóvil iniciaba su recorrido: “¡Bendiciones, padre!”, “¡Viva el Papa!”, “Francisco, hermano, ya eres mexicano!”, corearon a lo largo de los 19.2 kilómetros hacia el aeropuerto.

Otros agitaban banderas del Vaticano que compraban a los ambulantes o portaban carteles donde pedían que Francisco regrese pronto.

Julia Contreras apenas podía hablar de la emoción y tenía ojos rojos del llanto. “No puedo hablar, estoy en shock. Nunca había sentido algo así en mi vida”, aseguró.

Natalia Méndez dijo que esta era su última oportunidad de ver al Papa. Una vez que cruzó por ese punto el papamóvil se detuvo y el Pontífice cambió a un vehículo cerrado, por lo que en el resto del recorrido hubo confusión y decepción de los feligreses que esperaban para ver el convoy.

(Con información de Ruth Rodríguez, Johana Robles, Sandra Hernández y David Fuentes)

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