El Papa Francisco sostiene un encuentro multitudinario con familias en el Estadio Víctor Manuel Reyna, que se encuentra lleno.
Cientos de feligreses aguardan mientras que en el sonido local se entonan cantos católicos en alabanza a Jesucristo.
Provenientes de diversas partes del país y de Centroamérica, los fieles católicos reunidos en el lugar buscan resguardarse en alguna sombra, aunque hay muy pocas, o cubrirse la cabeza con prendas de vestir, rebozos, suéteres, gorras, playeras.
El ingreso al estadio se permitió desde las 8:00 de la mañana y para quienes llegaron al lugar desde temprana hora los estragos comienzan a reflejarse a sentirse; elementos de protección civil han tenido que empezar a abrir vallas para sacar a la gente mareada y a algunos desmayados.
Previo a su llegada, el Pontífice ofició una misa en San Cristóbal de las Casas para posteriormente comer en la curia episcopal con representantes indígenas.
Tras el encuentro privado, el Papa Francisco se dirigió a la Catedral de San Cristóbal de las Casas, donde pasó un momento ante el sepulcro del obispo Samuel Ruiz García.