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La Ronca y Doña María se alistan para hacerle ruido al papa Francisco. Desde que el avión llegue hoy a espacio aéreo mexicano, tañerán sin parar por cerca de dos horas.
Lo mismo sucederá con las otras 28 campanas de la Catedral Metropolitana en el Zócalo de la Ciudad de México que repicarán por la alegría del arribo del Pontífice.
Para la más pesada, Santa María de Guadalupe, o Doña María, como la llaman, con siete toneladas, se necesitarán hombres fuertes que la hagan sonar, pues su badajo pesa 240 kilogramos, por lo que habrá relevos cada 15 minutos durante las cerca de dos horas que tardará en llegar el Papa a la Nunciatura Apostólica donde dormirá. Así sucederá en cada traslado que haga desde el que será su hogar en la Ciudad de México a sus destinos, como a la Basílica de Guadalupe, y de regreso.
En el caso de la más veterana, Santa María de la Asunción, fabricada en 1578, se busca que la hagan repicar hombres y mujeres de experiencia, explica en entrevista con El UNIVERSAL, Guillermo Luna, guía del templo.
Serán 80 voluntarios los que estarán en las torres oriente y poniente haciendo repicar 30 de las 35 campanas que tiene la Catedral, puesto que cinco de ellas están jubiladas.
Los voluntarios son adiestrados desde hace varios días y realizan ensayos para ejecutar a la perfección su misión, que se espera sea replicada en todo el país, principalmente a su llegada a México y en su partida a Roma desde Ciudad Juárez, Chihuahua, el próximo 17 de febrero.
“La primera actividad que durará cerca de dos horas, serán repiques de recibimiento desde que el avión entre a espacio aéreo mexicano, hasta que ponga un pie en la Nunciatura Apostólica.
“Así sucederá [en los traslados] desde la Nunciatura Apostólica a cualquier parte de la ciudad que vaya, durante la estadía de Su Santidad”, expuso Guillermo Luna, a quien le ha tocado recibir en la Catedral Metropolitana a todo tipo de personas, desde pequeños de jardín de niños y de primaria, profesionistas, hasta la canciller alemana, Ángela Merkel, para explicarles los detalles históricos, religiosos y arquitectónicos de la primera catedral de América Latina.
Explica que hay varios tipos de repique: el de fiesta, el solemne y cuando se echan las campanas al vuelo, que se hace en Navidad, Año Nuevo, Sábado de Pascua, en Corpus Cristi y cuando se celebra la Independencia de México.
Hay toques, como el de Laudes, que consiste en hacer sonar 13 campanas en “la hora nona”, a las 15:00 horas, cuando se recuerda la muerte de Cristo.
El Angelus, que se lanza al mediodía, que alude al momento en que el Arcángel Gabriel anunció a María la encarnación de Cristo.
En tiempo de Cuaresma se disminuye el toque y cuando es símbolo de luto, redoblan las campanas, cuando el tañer es lento.
Guillermo destaca el gran significado que, asegura, tiene el toque de las campanas: “Es anunciar a la gente que Dios existe, que Dios convoca a su Iglesia, y en ese momento, en el que llegue la máxima autoridad católica a México, con devoción y alegría, anunciar que Dios está presente, que el papa Francisco viene a dar un mensaje de esperanza y paz”.
El guía de la Catedral resalta la emoción que existe entre todos los voluntarios, quienes se organizan en relevos para lograr una perfecta continuidad en los repiques que se harán en las 30 campanas como Santa María de la Asunción, la San José; los Ángeles Custodios, San Pedro y San Pablo y Santa María de Guadalupe, todas sonarán como signo de bienvenida para Jorge Mario Bergoglio.
El recibimiento. El cardenal Alberto Suárez Inda conminó a todos los párrocos y rectores de la ciudad de Morelia y sus alrededores, a que el próximo 16 de febrero, a las 9 de la mañana, repiquen las campanas de todas las iglesias como símbolo de bienvenida al Sucesor de Pedro.
En una misiva pidió a sus correligionarios que el sonar de las campanas sea “de modo festivo y prolongado, para expresarle nuestra alegría y darle así la bienvenida al sucesor de Pedro”.
Con información de Carlos Ángel Arrieta