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Alrededor de 80% de la población de América Latina y el Caribe, incluido México, vive en zonas urbanas y periurbanas, las cuales son en su mayoría áreas de riesgo, por lo que el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) considera necesario que los gobiernos y autoridades desarrollen planes para la gestión de riesgo.
Los asentamientos humanos en las zonas urbanas y en las costas también son más vulnerables ante los eventos climatológicos. Ante esta situación, los países deben trabajar en la resiliencia y la mitigación para evitar que las personas sean afectadas y que puedan enfrentar mejor estos fenómenos.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Esteban Caballero, director regional del UNFPA para América Latina y el Caribe, recordó que en las últimas dos décadas ha habido un promedio de 340 desastres naturales por año, arrasando con cerca de 67 mil 500 vidas humanas anualmente.
“La región de América Latina y el Caribe es altamente vulnerable a desastres, los cuales están causando un incremento del gasto en hasta 40% del Producto Interno Bruto (PIB)”, explicó.
La plantación territorial, la preparación, la prevención y la gestión de riesgos son fundamentales para contrarrestar los impactos de los fenómenos naturales, por lo que los gobiernos deben desarrollar políticas y acciones especialmente en zonas urbanas, donde hay una mayor probabilidad de que sucedan los efectos dañinos de los desastres naturales.
“Los asentamientos humanos en diferentes ámbitos naturales en los suburbios y en las costas son también más proclives a los deslaves, inundaciones, etcétera. La gestión de riesgos es importante”, afirmó.
En su informe titulado Estado de la Población Mundial 2015: Un Refugio en la tormenta, una agenda transformadora para las mujeres y las niñas en un mundo proclive a las crisis, publicado a principios de diciembre, el Fondo señaló que las numerosas crisis, guerras y desastres naturales que tienen lugar en todo el planeta ocasionan que las mujeres y las adolescentes afronten un mayor riesgo de mortalidad materna y de sufrir violencia de género, así como de contraer el VIH o de padecer un embarazo no deseado.
Se estima que actualmente más de 100 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, más que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial.
Sector frágil. Esteban Caballero resaltó que las mujeres, niñas y adolescentes se encuentran en una situación de desventaja que las limita para sobrevivir y recuperarse frente a estos fenómenos, pues las exponen a un mayor riesgo de abuso, explotación sexual, violencia, embarazos no deseados, partos prematuros y no atendidos por personal calificado e infecciones de transmisión sexual como el VIH/Sida, originadas en la falta de acceso a servicios de salud y de protección.
Estas personas también tienen menos resiliencia para defenderse ante la criminalidad y la violencia de grupos armados, por lo que ven vulnerados sus derechos.
“Ahí tenemos el riesgo de la violencia sexual y también el hecho de que se usa el abuso sexual como una herramienta de guerra. El mensaje que hace el UNFPA es que en respuesta humanitaria, no podemos dejar de tener sistemas de protección y prevención de la violencia y sistemas de atención a víctimas que traten la parte trauma, de salud, los anticonceptivos de emergencia en caso de violaciones.
“Además, el servicio de salud materna debe continuar en situaciones humanitarias para que las mujeres embarazadas puedan tener su control prenatal y atención en el momento de su parto”, expuso.
Comentó que 507 mujeres mueren diariamente por complicaciones durante el parto en situaciones de emergencia y en estados frágiles, por lo que instó a los países a reforzar los servicios sanitarios para evitar esos decesos, en su mayoría considerados como prevenibles.
“Una parte importante es que si no toman precauciones en la protección de adolescentes, vamos a tener también situaciones de embarazos que están relacionados con conflictos y desastres”, resaltó.