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julian.sanchez@eluniversal.com.m
Úrsula Baca no se quiso deshacer de su televisión. El apagón analógico no iba a obligarla a tirarla a la basura después de 13 años de que la compró.
“Se me hacía muy feo tirarla a la basura porque a nadie le iba a servir ahí. Entonces, por eso decidí conectarla a un decodificador a través de un servicio de paga para seguir utilizando el aparato, porque está en muy buenas condiciones”. afirma.
Ursula, quien es maestra de preescolar, subraya que además del afecto y la utilidad que aún le ve a su televisión, de momento no puede adquirir una pantalla, las que además, resalta, han subido mucho de precio, por lo que dijo no estar de acuerdo con el apagón analógico.
Información del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) precisa que el cese de transmisiones analógicas y la transición a la Televisión Digital Terrestre se realizó desde ayer en 28 estaciones de diferentes localidades en los estados de Sonora, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, México y el Distrito Federal.
La terminación de la transmisión se determinó toda vez que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) informó al IFT que se alcanzó un nivel de penetración de receptores digitales de cuando menos 90% de los hogares de escasos recursos definidos por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Úrsula Baca dice que, si bien hubo información al respecto, debió haber más tiempo para ese tránsito y abrir más las posibilidades para adquirir una pantalla.
Señala que aunque no fue mucho el costo inicial para contratar la señal de paga, finalmente requirió de hacer un gasto que de alguna manera merma su bolsillo.
“No tuve opción, pues de lo contrario me hubiera quedado sin señal. Considero que la decisión es un poco intransigente, porque muchas personas no cuentan con los medios económicos para comprar un decodificador o contratar televisión de paga y poder seguir disfrutando de la televisión”, comentó.
Para ella “este es un medio de entretenimiento que es muy útil, después de un día de trabajo y que se quiere llegar a casa a descansar y ver alguna película o programa para no sólo entretenerse, sino también relajarse”.
La maestra de preescolar comenta que su hermano también cuenta con una televisión analógica, pero que él no contrató algún servicio de televisión de paga, pero tal vez compre un decodificador para poder continuar dándole utilidad a su aparato.
Agrega que hizo un recorrido por varias tiendas para ver los costos de los decodificadores y vio que los precios estaban entre 790 y mil 100 pesos.
La maestra menciona que un decodificador no fue finalmente una opción, pues prefirió tener acceso a más canales, por lo que decidió contratar el servicio de paga.
“No sé si yo más adelante vaya a comprar una pantalla. Tal vez a mediados del próximo año, pero no pienso deshacerme de mi televisión, no sólo por la utilidad que creo que aún tiene, sino por cuestiones afectivas”, insistió Úrsula.