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Para combatir el cambio climático, México debe implementar los compromisos que el gobierno federal presentó para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y aprender a adaptarse a los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos que ocurren en el país, como huracanes, inundaciones y sequías, afirmó Mario Molina, premio Nobel e ingeniero químico.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el experto explicó que el país tiene que empezar a preocuparse por los efectos visibles del cambio climático y tomar medidas para impedir la construcción de viviendas en zonas vulnerables y que pueden ser susceptibles de afectación por las inundaciones.
Indicó también que es necesario un acuerdo global en París, Francia, durante la Conferencia de las Partes sobre el cambio climático, que se llevará a cabo a finales de este año, para que los países tengan un marco que les permita ponerse en el camino correcto a fin de poder trabajar para frenar el incremento de la temperatura a dos grados centígrados. En tanto, se tienen que buscar soluciones eficientes mientras se logre un convenio internacional.
¿Cuál sería el reto más importante de México para combatir el cambio climático?
—El reto es implementar los compromisos que el gobierno ha publicado y hay que hacer planes detallados de cómo puede reducir sus emisiones a ese grado. Parte de la promesa es que las reducciones más fuertes son condicionadas a que haya un acuerdo internacional, pero sí hay promesas incondicionales, y esas se pueden lograr a través de usar energía mucho más eficientemente. México tiene huracanes, inundaciones y sequías cada vez más fuertes.
¿Cómo el país se está desarrollando para mitigar estos fenómenos y adaptarse a ellos?
Para eso hay que aprender a adaptarnos, es decir, no construir en zonas muy vulnerables. En donde hay inundaciones hay que tratar de que ahí no haya zonas habitables. En general, hay que empezar a preocuparse por todo lo que va a pasar hagamos lo que hagamos.
¿Qué se espera de la Cumbre sobre el Cambio Climático (COP21) en París?
No se espera una solución como un acuerdo internacional, porque Estados Unidos todavía no lo aprobaría, pero sí marcaría un camino. Si nada más se hace lo que marca el acuerdo de París, pues no llegamos a la meta de que la temperatura nada más suba dos grados centígrados, subiría bastante más, pero sí sería una manera de empezar a tomar las medidas que debe tomar la sociedad, con la expectativa de que más adelante se tomen acciones todavía más fuertes y necesarias para reducir el riesgo.
¿A cuánto subiría la temperatura con el acuerdo de París?
No hay un plan muy claro sobre las temperaturas, más bien es el plan de qué es políticamente factible sin que haya participación del Congreso de Estados Unidos. Lo que es políticamente factible es empezar a usar energía más eficiente, promover el uso de las energías renovables, pero si el precio permanece igual, hay mucha competencia. Hay que fomentar las que están bajando, como la energía solar, y esa ya empieza a competir también.
¿Poner un precio al carbono y crear un mercado del carbono es la mejor opción actual para combatir el cambio climático?
Es una de la mejores opciones desde el punto de vista de que claramente tendría un impacto en la economía. Lo que sucede es que el precio de los combustibles fósiles no incluye lo que llamamos externalidades, es decir, cuesta mucho más usarlo de lo que estamos pagando si toma uno lo que le cuesta a la sociedad. Una manera de incorporar estas externalidades es ponerle un precio a las emisiones. Eso se puede hacer de manera distinta en cada país. Si hubiera un acuerdo internacional, el objeto es que estuviera de acuerdo en un precio mínimo para todos y determinar cómo se usa, pues puede depender de cada país.
