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La Arquidiócesis de México críticó las percepciones de la alta burocracia, calificó sus salarios como “altísimos” y consideró que el “injusto reparto de la riqueza acentúa las desigualdades”.
En el editorial del semanario católico Desde la Fe, que lleva por título “Y siguen sin entender”, la publicación indicó que pese a que la Cámara de Diputados aprobó en semanas recientes un Presupuesto de Egresos austero, los salarios de la alta burocracia resultan “indignantes y lesivos” frente a los ingresos del mexicano promedio que invierte más horas en el trabajo con recursos cada vez más “encarecidos” y menos “valiosos” ante el alza de precios.
“Las percepciones a la alta burocracia son dignas de cortesanos, que parecen compensar a castas y no retribuir empleados de una democracia”, expresó el órgano de difusión de la Arquidiócesis de México.
El semanario apuntó que en México hay una profunda indignación por los más pobres, quienes no tienen ni lo más mínimo para vivir.
“En este país se acentúan las desigualdades y es injusto el reparto de la riqueza que beneficia sólo a una clase sobre los millones de personas que jamás verán en sus vidas un salario como el de los burócratas y funcionarios mexicanos”, señaló.
Mencionó que el ministro presidente de la Corte, Luis María Aguilar, tiene un sueldo base de más de 650 mil pesos sin contar con prestaciones, las cuales apuntó elevan sus ingresos anuales en más de 6 millones y medio de pesos.
“La desfachatez y desvergüenza de la tabla de la Corte todavía carga a los mexicanos prestaciones de risa como el estímulo del Día de la Madre, que ascendiede a mil pesos”, indicó.
Refirió casos como el del presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), integrantes del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que reciben salarios base superiores a 200 mil pesos.
“Onerosas compensaciones se otorgan a los órganos autónomos cada vez más en número y ávidas de recursos”, anadió en el editorial. Destacó que la percepción generalizada es de descontento frente a los abusos de la clase política y que a pesar de las promesas de austeridad, uso responsable y transparente de los recursos tanto de los poderes de la federación como de los órganos autónomos continúa en México el “reparto indecente de recursos, haciendo del oficio político un gran negocio”, aseveró.