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La Universidad Nacional Autónoma de México tiene entre sus fines realizar investigaciones acerca de los problemas nacionales. En tal contexto, el debate sobre la marihuana es un asunto que interesa a esta institución. Se trata de un tema de alta complejidad médica, social, económica, legal y política cuyas aristas, consecuentemente, deben mirarse a través de diferentes ópticas. Es un ejemplo clásico de una cuestión multidisciplinaria.
Se trata básicamente de un problema de salud pública y por ello es imprescindible la contribución de la Medicina en sus diferentes ramas. Debe precisarse que el uso medicinal y el uso recreativo de la cannabis son dos cuestiones distintas y por tanto deben analizarse de manera diferente. En ambas aproximaciones no pueden dejarse de lado las consideraciones legales, sociales y políticas y, particularmente, las de la salud pública.
La complicación y confusión alrededor del uso de la cannabis, sea recreativo, sea medicinal, deviene por una parte de un movimiento de cambio cultural y social que impulsa su uso lúdico, y por otra, la existencia de descubrimientos científicos, unos aprobados, otros en marcha, de sus cualidades medicinales. De hecho, varios países admiten legalmente el uso medicinal de la cannabis en diversas variedades. Existe suficiente evidencia científica de que bajo controles y supervisión médica la cannabis es una opción adecuada en pacientes que no responden a terapias convencionales en algunos padecimientos.
No obstante, deben identificarse para alertar con precisión los daños a la salud que el consumo de la marihuana puede producir, tanto a nivel individual como social, así como la validez o no de la llamada “teoría de la puerta de entrada”. Debemos saber si efectivamente la trayectoria en el empleo de algunas sustancias legales, como el tabaco y el alcohol lleva al empleo de otras ilegales como la marihuana. Una pregunta crucial que se debe resolver científicamente es si la marihuana, considerada “droga suave”, llevaría necesariamente al consumo de otras “drogas duras”. Estas preocupaciones son centrales en una institución como la UNAM, que es la casa de cientos de miles de estudiantes que deben estar debidamente informados sobre los alcances del debate científico, pero también estar protegidos de los riesgos que su consumo conlleva, particularmente por su juventud.
El tema tiene por tanto un interés académico y una incidencia en la vida universitaria. Lo atractivo del debate en marcha estriba en que si bien la cannabis ofrece beneficios para la salud, su consumo recreativo es particularmente peligroso y puede ocasionar un deterioro del coeficiente intelectual en menores de 18 años. Al mismo tiempo que deben analizarse sus propiedades y encontrar las vías institucionales y legales para aprovechar tales beneficios, se deben instrumentar políticas públicas para impedir su consumo entre menores de edad y adolescentes. La marihuana medicinal puede aliviar síntomas de padecimientos como cáncer, diabetes, glaucoma, epilepsia, esclerosis lateral amiotrófica, Alzheimer y convulsiones derivadas de la epilepsia, entre otros. Estos beneficios contrastan con el peligro de su consumo entre adolescentes y particularmente en menores de quince años, entre quienes hay un gran riesgo de que aparezcan síntomas psicóticos o una enfermedad tan grave e incapacitante como la esquizofrenia
Las respuestas que se generen en el campo de la investigación resultarán fundamentales para el diseño de políticas públicas que respondan a problemas urgentes derivados del uso de la marihuana. Bienvenido el debate entre quienes sostienen posturas diversas sobre un tema crucial para la sociedad mexicana. Como en cualquier confrontación de ideas, estamos seguros que habrá la madurez suficiente para que en el marco de la buena fe, la tolerancia y la probidad intelectual se pueda dirimir un tema tan complejo y controversial. En este debate la UNAM está presente.
Rector de la UNAM. Artículo elaborado por el equipo de trabajo que sobre este tema integró la UNAM