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Actualmente nos enfrentamos a una serie de cambios que apuntan hacia la regulación o liberación del consumo de la marihuana, no sólo para usos médicos, sino también para fines recreativos, sin tomar en cuenta las repercusiones que estas medidas pueden provocar en el contexto de la salud pública.
En la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) consideramos pertinente manifestar los siguientes argumentos desde la óptica netamente de salud.
Desde ese ángulo, tenemos que señalar con sustento científico, cómo la marihuana produce daños sicológicos, neurológicos y fisiológicos en distintos sistemas y aparatos del cuerpo humano, altera los procesos de aprendizaje, la productividad, genera ausentismo laboral y puede desencadenar cuadros sicóticos, además de alterar la calidad de vida, el núcleo familiar y el tejido social.
La evidencia señala claramente que el consumo de marihuana puede conducir a la adicción. Aproximadamente el 9% de los que experimentan con esta droga se convertirán en dependientes. El número aumenta a uno de cada seis entre los que inician su uso en la adolescencia y 25% a 50% entre los que la fuman diariamente.
Es necesario señalar que de ninguna manera se puede justificar la comparación con otras drogas. Cada sustancia sicoactiva se debe analizar por separado, ya que producen patologías diferentes. La adicción al alcohol no es más o menos importante que la del tabaco o la marihuana; tienen efectos adversos y deben ser atendidas en sus particularidades.
A pesar de que su consumo no se asocia significativamente con muertes directas, la adicción a esta droga constituye el segundo factor de pérdida de años de vida saludable comparada con otras drogas.
En relación a la criminalización de los consumidores, es necesario reiterar que en nuestro país no está penalizado el consumo, se permite portar hasta cinco gramos para uso personal, según lo establece la Ley General de Salud, por lo que si hay personas en prisión por este motivo se trata de una situación improcedente y habría que aclarar si están incorporados otros elementos de la cadena del narcotráfico o bien algún otro delito.
En la Conadic, nuestra misión es preservar la salud, y con esa convicción nos preocupa particularmente el caso de los niños y adolescentes, sobre todo por los daños que genera en sus organismos, como la disminución del coeficiente intelectual y problemas de atención, que en ocasiones pueden ser irreversibles a nivel neurológico, sicológico y conductual.
Nuestras acciones de prevención y tratamiento seguirán dirigidas especialmente hacia estos grupos, quienes inician el consumo a edades cada vez más tempranas y están más expuestos a desarrollar dependencia en periodos más cortos de consumo.
La familia y la escuela desempeñan un papel crucial en las acciones de prevención, por lo que trabajamos intensamente con el sector educativo y con los padres de familia, a fin de promover actitudes, valores y conductas saludables que prevengan ante factores de riesgo de consumo.
Respecto a la red de atención y tratamiento, contamos con dos herramientas básicas: los 340 Centros de Atención Primaria a las Adiciones (CAPA) y las 116 unidades de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), que ya hoy día resultan insuficientes para atender el problema en sus diferentes necesidades.
Si esta resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación hiciera jurisprudencia, habrán de ser analizados otros temas por dicha instancia, tales como la obtención de las semillas, su traslado, la vigilancia del número de plantas autorizadas para autoconsumo por parte de los beneficiados y el no suministro del producto a los menores de edad, etcétera. Asuntos que, sin duda, analizará en fondo y forma la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios para ponerlos a consideración, en su caso, del Poder Legislativo y de la propia SCJN.
También quedan pendientes por resolver cuestiones como: ¿qué pasará si una persona llega bajo sus efectos a su lugar de trabajo? ¿Cómo se controlará el nivel de concentración de THC en las plantas cultivadas para autoconsumo? ¿Cómo limitar el riesgo de que los consumidores manejen vehículos automotores o maquinaria pesada?
En conclusión, en la Conadic privilegiamos las medidas preventivas, de tratamiento y reintegración social, con el interés legítimo de proteger la salud de nuestras mujeres y hombres en edad productiva, así como el desarrollo óptimo de la niñez y adolescencia, a fin de favorecer su adecuada integración a una sociedad cambiante y llena de aparentes contradicciones.
Esta forma en la que abordó el tema respeta los puntos de vista de quienes han optado por liberalizar estas circunstancias, sin embargo, yo lo tengo que observar desde la óptica de la salud: esa es mi vocación y mi razón profesional, en ella baso mis acciones hacia la sociedad, principalmente a los niños y adolescentes de nuestro México.
Comisionado Nacional contra las Adicciones