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natalia.gomez@eluniversal.com.mx
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debe mantenerse como una institución pública, con la visión de que el desarrollo del país sólo puede construirse sobre la columna vertebral de la educación de calidad y la generación de conocimiento, al cual deben tener acceso individuos de todos los extractos sociales y regiones del país. Ésta es una de las ideas que Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, ex coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia de la República, plantea como parte de su proyecto de trabajo para encabezar la Rectoría en el periodo 2015-2019.
Bolívar Zapata, quien recibió el Premio Príncipe de Asturias (1991), cuenta con 166 programas y planes para atender las problemáticas que ha identificado en la institución. Asegura: “No vengo del gobierno, fui prestado a él. No soy del PRI, del PAN o del PRD, mi único partido es la UNAM, a ella me debo desde 1967, cuando entré como estudiante”. Considera que su edad —67 años— no es una desventaja para participar en el proceso de sucesión de la Rectoría, puesto que el límite es de 70 años.
¿Por qué dejar el cargo en la Oficina de la Presidencia y concursar por la Rectoría de la UNAM?
—Es algo que pensamos de manera importante, lo platicamos con académicos, colegas que insistieron, en el sentido de que yo era para ellos un buen candidato. También porque creo que tengo las características, las capacidades y la experiencia para llevar a cabo el trabajo. Fue difícil tomar la decisión porque tuvimos avances en el presupuesto de Ciencia y Tecnología. Creo que tengo la experiencia, los apoyos y las ideas para contender.
¿Es ventaja o desventaja venir del gobierno federal?
—No vengo del gobierno federal. Yo estuve trabajando en él, tres años en la Oficina de la Presidencia, invitado por el Presidente a propuesta de la propia UNAM, que elaboró el documento en Ciencia y Tecnología, donde participaron 70 instituciones y fue entregado al entonces Presidente electo.
Usamos el documento como guía para apoyar los esfuerzos en el área. Yo estuve y sigo trabajando en mi laboratorio, para no perder el piso y seguir aprendiendo de los estudiantes.
¿A cuáles de sus propuestas les daría prioridad?
—De entrada elaboraremos un Plan de Desarrollo Institucional, que tiene que llevar la opinión de otros colegas. Vamos a seguir fortaleciendo la parte de la docencia, a los alumnos, y el rubro de la academia. En conjunto, esos programas de atención suman un total de 50, es decir, 30% de las 166 iniciativas que propongo en total.
Además, fortalecer el eje de gestión, proyectos y administración, el cual es fundamental para atender los problemas que tenemos, como la Coordinación de Planeación y Evaluación, creando una Dirección General de Apoyo a los Cuerpos Colegiados, así como un conjunto de asesores que puedan darles un buen soporte.
Hay un eje rector de la desconcentración de las funciones sustantivas, fortalecer y planear de manera concertada. El Colegio de Directores de Bachillerato tiene que involucrarse de manera más institucional y hacerles ver la importancia que tiene para el país el hecho de tener mejores egresados de la institución.
Asimismo, debemos fortalecer la difusión de la cultura, función sustantiva que ha sido parcialmente descuidada en los campus foráneos. Que haya un presupuesto. En muchos no hay teatro, exposiciones o posibilidades de concierto.
Hacer a la Universidad más nacional, con N mayúscula, por lo que se plantea analizar la propuesta de crear al menos una nueva Escuela Nacional de Estudios Superiores.
¿Cómo abordar el tema de la inseguridad en los campus y de retomar espacios como el auditorio Justo Sierra o Che Guevara?
—Es un problema muy delicado. Vamos a tener que hacer un diagnóstico muy cuidadoso de las capacidades que tenemos en la Universidad para contender con el robo y la droga. Hasta ahora hemos sido bastante más reactivos, debemos tener una estrategia, con el apoyo de expertos, para ser más preventivos.
En cuanto al Che Guevara, tenemos que hablarlo con los directores, la Junta de Gobierno y el Consejo Universitario, porque no podemos poner en riesgo la estabilidad de la Universidad, nos duele mucho pero no serán decisiones desde arriba, serán consensuadas.