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Cihuatlán, Col.— El primer golpe de Patricia no fue fatal para los pobladores de Cihuatlán, pero cuatro horas después de que el huracán tocara tierra, se acabó para ellos el llamado “saldo blanco” que presumen las autoridades.

Nadie perdió la vida, esa es la buena noticia fuera del Barrio La Tecolotera, que se localiza junto al Río Marabasco, el cual divide a Cihuatlán, en Jalisco, de Manzanillo, en Colima. Es la frontera de ambos estados del Pacífico, igualmente azotados por Patricia.

En La Tecolotera y la colonia Educadores de Cihuatlán las buenas noticias se acabaron cuando el caudal del Marabasco, engrandecido por una tormenta que no llegó a catástrofe, inundó sus casas con agua y lodo, arrasando muebles y ropa. Los desalojos en horas previas salvaron sus vidas, mas no sus pertenencias. Más de 200 casas fueron afectadas.

El poder destructivo de Patricia se sintió con fuerza en Cihuatlán entre seis y ocho de la noche, narra Carlos Ignacio Covián. Después de esa hora su intensidad bajo y Carlos creyó que no iba a pasar nada, por lo que incluso se fue a dormir. Estaba solo en la casa donde vive con 11 de sus familiares. Protección Civil de Jalisco les pidió desalojar y la mayoría aceptó, él se quedó para evitar saqueos.

Explica que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) construyó un bordo para que el río no se metiera en las casas, como sucedió con el huracán Jova en octubre del 2011. “Nosotros creíamos que está vez ya no iba a pasar nada, eran más de las ocho de la noche, había pasado lo más fuerte del huracán”, señala.

Pero a la una de la mañana, adormilado, con el agua y la sorpresa encima, no pudo rescatar ninguno de sus muebles, mucho menos el refrigerador. Por eso cuando le hablan de saldo blanco y pocos daños, responde más con tristeza que con enojo.

“Para nosotros sí estuvo fuerte, el que no lo vive y no lo sufre, es como el ciego que no ve. No se da cuenta de todo lo que nos pasó, se levantaron las tejas y nos cayó un árbol, vamos a esperar si hay apoyo, pero sabemos que siempre será poquito”, lamenta.

Para Aurora Toscano es la segunda vez que el río se le viene encima. Su casa se tapó hasta el techo. Dos metros de agua acabaron con sus bienes materiales, mientras que sus familiares se pusieron a salvo desde las tres de la tarde. “Alcanzamos a salir e incluso a sacar algunos muebles, los subimos con una vecina allá arriba”, explica mientras apunta cuesta arriba.

Reconoce que sí ha pensado en dejar su pequeña propiedad, pero también dice que su deseo se ha frenado por la crisis económica del país.

Por las calles enlodadas e inundadas de Cihuatlán, trabajadores de Protección Civil de Jalisco preguntan los nombres de los afectados para que reciban ayuda. Sin embargo, hay pobladores que reclaman una omisión de las autoridades.

Menos de 10 familias se apropiaron de un cauce natural del río y ahora hay más de 200 afectados por construcciones irregulares en el cauce, explica Francisco González.

“Se trata de un desastre natural en combinación con la mano del hombre, esta agua baja de los cerros y va a caer al río, pero también hicieron un bordo y el desemboque del agua se vio interrumpido por personas como Israel Sabinas, quienes construyeron sobre el cauce”, denuncia.

Por eso, insiste, la catástrofe que Patricia no provocó en Manzanillo o Puerto Vallarta sí llego a Cihuatlán, cobrando casas, pero no vidas. “Ya tapado el cauce, que no el pozo, ahora quieren salvar al niño, quitando ese tapón”, ironiza.

La otra tragedia se dio en la agricultura, ya que más de 2 mil 500 hectáreas de plantaciones de plátanos resultaron afectadas en el municipio, incluyendo el ejido Las Guásimas. “Jova nos puso una joda y Patricia nos puso una madriza”, lamenta.

Como ejidatario, cuenta con cinco hectáreas cultivables de plátano. En plena tormenta, sus cinco trabajadores y él rescataron cerca de una tonelada que venden en Puerto Vallarta, pero que ahora no sabe si va poder comercializarlo o no, por la posible afectación que hayan sufrido sus clientes durante el temporal.

“Apenas nos estábamos reponiendo de los daños de Jova, pero tendremos que empezar de nuevo, otra vez con préstamos y algún apoyo del gobierno, siempre es así”, concluye.

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