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politica@eluniversal.com.mx
Ante jueces, magistrados y ministros de América y España, se presentó el Primer Protocolo Iberoamericano para investigar el feminicidio de manera correcta, sin estereotipos que dañen los derechos de las víctimas, y con la incorporación de la perspectiva de género desde que el policía de Investigación llega a la escena del crimen y hasta que los impartidores de justicia deban resolver los procesos que se derivan de este tipo de crímenes.
La representante Regional del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rosa Villa Quintana, advierte que las indagatorias en casos de feminicidio deben analizar los contextos que enfrentaban las víctimas antes y después de los crímenes, ya que las situaciones de violencia que pueden desembocar en este tipo de homicidios aportan datos sobre los culpables y pueden ayudar a reducir la impunidad sobre este delito.
En el marco del Primer Encuentro Iberoamericano Sobre Género e Impartición de Justicia, Villa Quintana explicó que la necesidad del protocolo se deriva del creciente número de homicidios en contra de mujeres que se han registrado en muchos países del continente americano.
Asimismo, es resultado de la impunidad que afecta a las víctimas directas e indirectas de este tipo de delito, la cual se ve reflejada en casos de asesinatos sistemáticos de mujeres, como llegó a ocurrir en México con las llamadas “Muertas de Juárez”.
“Es muy importante destacar que en ciertas situaciones se han dado fenómenos de feminicidios sistemáticos, es decir, en contra de determinada población. De hecho, la sentencia del Campo Algodonero contra México, derivado de la muerte de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, es una clara constatación de la importancia de abordar la discriminación de facto que enfrentan las mujeres”, sentenció.
Rosa Villa Quintana agregó que otra razón para emitir y promover el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación para las Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género o Feminicidio es la tendencia de algunos sectores sociales a justificar el asesinato de mujeres por supuestas razones emocionales o debido a los prejuicios que existen en contra de las sexoservidoras, ya que en este tipo de casos se acostumbra dejar de lado el uso de violencia sexual en contra de las víctimas.
“Muchas veces se elimina el hecho de que se pueda tratar de un feminicidio y del componente sexual en el hecho, derivado de que las mujeres son trabajadoras sexuales, entonces se niegan a investigar este tipo de violencia. Eso es gravísimo, porque se parte de un prejuicio, porque el hecho de que sean trabajadoras sexuales no implica que todas sus relaciones sean consentidas. Por lo tanto, se debe hacer un análisis pormenorizado y serio de cada caso”, puntualizó Villa Quinatana.
Destacó que una buena investigación para esclarecer un homicidio debe incluir el acompañamiento a las familias de las víctimas desde el inicio de la investigación hasta que se emite la sentencia, además, debe existir coordinación entre los Ministerio Públicos o Fiscales con la Policía de Investigación y con los Juzgadores que están obligados a revisar estos casos.
“Las cifras de feminicidios en América son muy preocupantes en Perú, Colombia y El Salvador, pero más alarmante que el número es la calidad de la información, ya que las cifras del Poder Judicial no coinciden con los datos de los institutos forenses, por lo que se debe trabajar en que haya datos, porque sin información tampoco se emiten políticas públicas adecuadas”, sentenció.
La especialista internacional explicó que el Protocolo de Feminicidios no considera una definición acotada de este tipo de crímenes, puesto que los asesinatos de mujeres por cuestiones de género y discriminación no se limitan solamente a las parejas íntimas de las propias víctimas, sino a cualquier homicidio de una persona del sexo femenino que contenga ciertos componentes de violencia y exclusión.
“La discriminación continúa afectando de igual manera a una profesionista con doctorado que a una analfabeta en pobreza extrema, y el feminicidio constituye un fenómeno global que ha alcanzado proporciones alarmantes en el mundo. Además, la impunidad de la violencia contra las mujeres agrava los efectos de dichos hechos”, concluyó Rosa Villa Quintana .