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La Procuraduría General de la República (PGR) debe ahondar en la línea del narcotráfico, como uno de los posibles móviles de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero; entre otras hipótesis, no se puede descartar que los jóvenes pudieron ser confundidos como integrantes de la delincuencia.

José Trinidad Larrieta Carrasco, titular de la Oficina Especial para el Caso Iguala de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en entrevista con EL UNIVERSAL, destaca que por ello entre las 26 recomendaciones que se formularon a la PGR se incluyó además profundizar en la investigación de las actividades criminales de las organizaciones Los Rojos y Guerreros Unidos, sus nexos con las policías locales, y si éstas incidieron en la desaparición de los jóvenes.

Estamos a un año de los hechos en Iguala, ¿qué ha hecho la CNDH hasta el momento?

— Ha desplegado una investigación muy importante y profunda. Hay atención a las víctimas por demás urgente.  Todo el expediente ha sido escrupulosamente analizado, se han practicado diligencias, se han hecho infinidad de visitas. Van sumándose dudas y aspectos que pensamos tienen que dilucidarse.

El ambiente que prevalecía en Guerrero, particularmente en estas zonas que tienen que ver con el caso en particular, son cuestiones que no se dieron por generación espontánea, sino que vienen quizá de un deterioro, de una evolución que terminó por detonarse los días 26 y 27 de septiembre de 2014.

Es importante saber qué es lo que ocurría porque ahí, seguramente, vamos a detectar alguna serie de omisiones o intervenciones de las autoridades de los tres niveles de gobierno.

En la línea del narcotráfico se tiene que hacer tanto en la vertiente de la operación de las organizaciones criminales como en la parte de las operaciones con recursos de procedencia ilícita, que es fundamental para la operación de Los Rojos y Guerreros Unidos. Nosotros pensamos que esa parte tiene que agotarse.

¿Todo apunta a que los normalistas fueron confundidos?

— Es una de las hipótesis que se ha generado, está en el listado de temas que tenemos que ir dilucidando en la investigación. En el documento que nosotros emitimos el 23 de julio, justamente ya hacemos referencia a esta línea de investigación.

Insisto, es necesaria una profundización en el tema del narcotráfico como posible móvil. La verdad nos llevará a la justicia.

La investigación de la PGR apunta a que fueron incinerados, el grupo de expertos dice que no pudo suceder eso. ¿La CNDH qué dice?

— Que hable la ciencia. Hay que dejar en manos de los científicos aspectos tan complejos, tan complicados, que requieren investigaciones profundas como es el hecho de saber, si pudo darse esa incineración ahí o no. Tenemos propuestas en materia científica hacia el tema de la incineración. No puede todavía haber un pronunciamiento definitivo ni claro sobre qué es lo que ocurrió en el basurero, si antes no se hace una serie de análisis que estamos proponiendo.

La Universidad de Innsbruck tiene a dos identificados, ¿usted apoya esa investigación?

— En el primer caso, del joven Alexander Mora Venancio, también nosotros lo dijimos en el reporte que hacemos, científicamente está probado que esos restos corresponden a él.

En el otro caso, dado que es bajo otro procedimiento, hay ciertas interpretaciones que se han dado sobre el particular, pero la ciencia también está hablando ahí, y está diciendo que aun en una valoración de 72 a uno, corresponde a los restos de Jhosivani, es un indicio fuertísimo de alta probabilidad, es lo que decimos.

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