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Antes de su ingreso a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, algunos de los 43 estudiantes que fueron secuestrados y desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014, soñaban con una profesión distinta a la de ser maestro.
Jorge Álvarez Nava quería ser médico, José Eduardo Tlatempa apostaba por el baile como modo de vida y José Ángel Campos Cantor había sido rescatista voluntario y dedicaba gran parte de su tiempo libre a ser un crack del futbol llanero.
Sin embargo, a la hora de decidir su vocación tuvieron que tomar en cuenta la situación económica de sus familias. Ni universidades ni escuelas privadas, incluso una normal más equipada pero lejana, les estaba vedada debido a sus orígenes humildes y por eventos inesperados que agravaron los apuros financieros en casa.
Estos son parte de los hallazgos que encontraron 43 periodistas, cuatro editores y 14 fotógrafos para rescatar la historia de cada uno de los 43 normalistas desaparecidos, de los tres jóvenes que fueron asesinados esa misma noche en Iguala, y de Aldo, estudiante que permanece en coma desde entonces.
El libro Ayotzinapa. La Travesía de las Tortugas revela cómo don Epifanio, papá de Jorge Álvarez, cruzó de ilegal a Estados Unidos para trabajar y así poder financiar los estudios de medicina de su hijo. Pero fue deportado y la única opción del joven fue ingresar a la Normal de Ayotzinapa.
La mamá de José Eduardo se enfrentaba al cáncer cuando su hijo renunció al baile para buscar un lugar como maestro. Su mejor amigo, Roberto, lo invitó a hacer el examen en la Normal de Tenerías en el Estado de México, una de las más calificadas, según los propios jóvenes.
La enfermedad de su mamá y el costo de los pasajes, alrededor de 800 pesos por cada ida y vuelta, lo hicieron desistir. Aprobó su examen en Ayotzinapa, la normal ubicada en su natal Tixtla.
Para José Ángel, la decisión tuvo que ver con lo que su familia siempre vio como una bendición. A sus 33 años de edad, venía en camino su segunda hija. Con su niña de nueve años y su esposa embarazada, retomó sus estudios de bachillerato, los acabó con facilidad y pensó en explotar su “don” con los niños, por lo que hizo su examen para ingresar a la Normal Raúl Isidro Burgos. Aprobó sin problemas.
La coordinadora del Colectivo Marchando con Letras, Mónica Ocampo, señala que el objetivo del libro es devolver el rostro a las víctimas. Ayotzinapa. La Travesía de las Tortugas no es la reconstrucción policiaca de esa noche, es la recuperación de los sueños y metas de los jóvenes que desaparecieron hace un año.
El libro fue financiado con fondos de cada uno de los periodistas participantes, no intervinieron ni empresas ni personas ajenas al proyecto. Las ganancias serán donadas íntegras a las familias de los normalistas, que han ido perdiendo su patrimonio en su doble búsqueda desde hace un año: dar con el paradero de sus hijos y encontrar una justicia que no los revictimice a cada momento.