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Cuernavaca, Mor.— México está cerca del punto crítico por el número de casos que registra de infartos anualmente, entre 280 mil y 300 mil, en los cuales 30% de las personas fallecen de infarto en el camino hacia el hospital y 14% durante la fase hospitalaria, afirmó José Manuel Enciso Muñoz, presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México (Ancam).

El cardiólogo alertó que hay un incremento en el número de casos por males cardíacos que parecen incontrolables, y esto, aseguró, es porque hay factores asociados como el que 34% de la población sufra de hipertensión, casi 12% de diabetes y 70% tenga sobrepeso y obesidad. “Son cifras muy onerosas para la salud de los mexicanos”, expuso.

Reconoció que desafortunadamente en el país no se tiene la capacidad en personal y hospitales para atender al volumen de mexicanos con infartos.

“Muy pocos hospitales tienen centros de dolor torácico, además, no se atienden adecuadamente los infartos porque no hay salas de hemodinámicas suficientes, ni tampoco de medicamentos trombolíticos para deshacer el coágulo”, dijo.

El cardiólogo evidenció que a esto se suma que hay ambulancias que no traen un desfibrilador, ni electrocardiógrafo, equipos que sirven para salvarle la vida una persona que tiene un infarto de corazón.

“No son equipos caros, valen entre 12 mil y 15 mil pesos, pero salvan vidas”, aseguró

Enciso Muñoz afirmó que la mitad de los mexicanos no tienen seguridad social, por lo que acuden al Seguro Popular, pero “para que te atiendan de un infarto tienes que tener menos de 60 años, ser padre de familia y no ser diabético, eso no cubre ni a 5% de los infartados”.

Eso es discriminación, señaló, pero los recursos son limitados para la salud.

Destacó que existen protocolos a seguir cuando una persona se infarta del corazón.

“Como asociación se lanzó una estrategia llamada Código Infarto, son protocolos a seguir para que pacientes que sufren un infarto sean atendidos rápidamente. El elemento clave en un infarto es la oportunidad y la prontitud en su atención, mientras más tiempo corra, el daño del corazón va aumentando”, expuso el especialista.

El grave problema en México es que llegan muy tarde las personas a los hospitales, y consecuentemente, el daño aumenta y la discapacidad produce más insuficiencia cardiaca ya que el corazón comienza a deformarse.

En entrevista con EL UNIVERSAL, en el marco del Seminario de Medios “Con el corazón abierto a la Prevención”, el representante de la asociación de cardiólogos más reconocida a nivel nacional, dijo que hay protocolos para la atención del Síndrome Coronario Agudo, que tienen que seguir desde la familia, el paramédico y el médico.

No obstante, reconoció que falta mucha capacitación para el personal paramédico y médico. “Mínimamente las ambulancias deben estar dotadas con desfibriladores y un electrocardiógrafo. El mismo desfibrilador nos dice si esta fibrilando o no el corazón, y entonces dar la descarga. En todo el trayecto el paciente debe traerlo hasta que llegue al hospital”, expuso.

Agregó que en los hospitales el paciente debe ser ingresado a un centro de dolor torácico que define si tiene infarto o no. Y luego transferirlo a cateterismo cardiaco o repercusión cardíaca.

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