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No importó que el dólar cerrara en máximos históricos, la descarada (e ilegal) propaganda del conclave del PRI desde cuentas gubernamentales, que la Coneval nos diera la noticia que la pobreza en México continua creciendo, la desaparición del IEEPO (estocada de muerte a la tan odiada CNTE), que se publicara una lista de empresas relacionadas con El Chapo que han celebrado y mantienen contratos con el gobierno, o que sólo se consignara penalmente a tres custodios por la fuga del capo, si acaso el eslabón mas débil en la cadena de impunidad. Ni siquiera importó que la selección mexicana ganara una dudosa semifinal o la “obligada” Copa de Oro. No, el tema que avasalló los medios sociales estos días sucedió el lunes, la agresión física del director técnico de la Selección Nacional a un comentarista de TV Azteca.
Hace algunos meses una admirada estratega política me comentaba que según un estudio sociológico de gran alcance, apenas había dos símbolos de identidad nacional; en un tenue y lejano segundo lugar estaba la gastronomía, y muy por arriba de la bandera, el himno o cualquier otro se encontraba la Selección Nacional, el famoso TRI, que se presentaba como el único emblema en torno al cual la gran mayoría de los mexicanos, dentro y fuera del “territorio nacional” y sin importar la opinión que coyunturalmente nos mereciera, podíamos sentir como propio y nos agrupaba como nación.
Esa afirmación la pudimos confirmar en Estrategia en Linea el día de hoy, cuando analizamos mas de un millón 700 mil mensajes que incluyeron los términos “Piojo”, “Miguel Herrera”, “Martinoli”, o mencionaron a los usuarios “@MiguelHerreraDT”, “@MartinoliMX” o “@MiSeleccionMX”.
Fueron 253 mil 356 las respuestas a @MiguelHerreraDT, una cuenta con mas de 1.4 millones de seguidores, verificada pero bastante inactiva (excepto el 7 de junio cuando registrara una inusual actividad por los tristemente celebres y controvertidos mensajes proselitistas a favor del Partido Verde). Sorpresivamente, el análisis de sentimiento de estas menciones arrojaba, hasta antes de la aparición de los videos donde si se aprecia una agresión, un 51% de mensajes negativos contra 43% de apoyo al técnico (o mas bien rudo si estuviéramos en la arena México). Incluyendo aquellas al polémico tuit que borrara minutos después “Eso le pasa por hocicón, le advertí y lo cumplí…”. Después de las 21:00 horas cuando se empezaron a difundir imágenes y videos, así como los rumores de su salida, el sentimiento favorable cayó hasta un 32%. Los usuarios de Twitter, como Santo Tomás, hasta no ver, no creer.
De las 118 mil 13 respuestas a @MartinoliMX el apoyo es de 86% con apenas un 7% de críticas y descalificaciones.
El balance general de opinión sobre el total de publicaciones sobre el tema es sin embargo, mucho mas parcial, El Piojo reprueba contundentemente con un 77% de los mensajes expresando malestar o reflejando algún sentimiento negativo, impulsado esto con la gran exposición que alcanzaron los HT #FueraPiojo, #LargatePiojo y que “Martinoli” se mantuviera como tendencia de las 8:34 de la mañana hasta pasadas las 16 horas.
¿Sería esto suficiente para obligar la salida de Miguel Herrera?, definitivamente los usuarios de Twitter opinan que sí. Hasta antes del anuncio oficial por parte de la FMF más de 72 millones de impresiones alcanzaron los HT #FueraPiojo y #LargatePiojo alcanzando un 41.22% en promedio de retuits pudiendo ser vistos, en teoría, por mas de 23 millones de usuarios. Pulularon los chistes sobre los nuevos comerciales que podría hacer El Piojo, hasta culminar, una vez que @FMF publicara el anuncio de la recisión de su contrato con 21 mil 475 mensajes sugiriéndole nuevas formas de ganarse la vida: #TrabajosParaElPiojo se volvió tendencia nacional.
Siempre he criticado a los conspiracionistas de las “cortinas de humo”, la realidad es que los temas, por lo menos en medios sociales, son difíciles de imponer, “las redes” reaccionan mas bien a una “mentalidad de masas”, y a los intereses de la mayoría, que ayer quedo manifiesta al volcarse no al “deporte nacional” sino a la controversia y a la política que lo acompaña, suficiente eso sí para desviar la atención de los temas sustantivos, para crear una cortina piojosa que, como lo pidió la opinión popular, cayó estrepitosamente.