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Cristina Pérez-Stadelmann
¡Mamá intenté apagar a mis hermanos pero no pude!, gritó Evelyn Michelle a su madre en cuanto ésta abrió la puerta del cuarto y encontró a tres de sus hijos en llamas. La gente que estaba cerca intentó sofocar las flamas de Evelyn con cobijas, con lo que tuvieran a la mano, pero era tarde: la niña tenía 90% de su cuerpo quemado, y sus hermanos, aunque se encontraban menos graves, presentaban quemaduras de segundo y tercer grado. Lo que ahí ocurría, relató Silvana, era un infierno.
Esa tarde, Evelyn Michelle de seis años, Jael Abraham de dos años 10 meses, e Irvin David de un año 10 meses dormían en el tercer piso de una fábrica de compra y venta de desperdicios industriales en la que Silvana, su madre, laboraba.
Mientras ella seleccionaba botellas de plástico en la planta baja, los niños se quedaban en el tercer piso al cuidado de la pequeña Evelyn.
“Les daba sus vueltas cada hora aproximadamente. Yo tengo que trabajar, pues ninguno de los padres de mis hijos se ha hecho cargo. Para todos aquellos que ahora me juzgan por haber dejado a mis hijos solos les pregunto: ¿Si yo no trabajo quién alimenta a mis hijos?”, dice Silvana a EL UNIVERSAL, mientras explica lo ocurrido aquel 11 de febrero a las 16:00 horas.
“Estaba recogiendo PET cuando vino un primer apagón; luego vino un segundo apagón y la luz llegó más fuerte... pero no sospeché nada; seguí trabajando porque teníamos que llenar un camión de botellas antes de las cinco de la tarde”, cuenta, “luego salió una mujer gritando que el cuarto de mis hijos se estaba incendiando y todos corrimos hacia el tercer piso”.
Después de ser rescatados, los niños fueron trasladados al Hospital ABC y entraron a urgencias. La vida de Evelyn entró en grave peligro, pues no respiraba bien. Tuvieron que operarla cuanto antes para que se pudiera oxigenar.
Evelyn permaneció una semana en terapia intensiva, mientras los médicos intentaban estabilizarla. Fue hasta lograrlo que fue trasladada al Shriners Hospital for Children, en Galveston, Texas, a través de la Fundación Michou y Mau para niños quemados, cuyas gestiones permitirán que ese nosocomio dé atención a las secuelas de Evelyn hasta que cumpla 18 años de edad.
Un largo proceso
Hoy, la niña con 90% del cuerpo quemado, ha requerido varias cirugías de implantes. Algunos de ellos han sido hechos con piel de cerdo (Xonotrasplantes) y otros con piel cadavérica.
Para la mayor parte de los injertos se ha requerido de piel cadavérica donada, que suprime el dolor al proteger las terminales nerviosas expuestas, protege de la contaminación bacteriana, previene la deshidratación y sirve de cubierta temporal mientras se regenera la piel del paciente o se recibe un autoinjerto, en el que se emplea piel del propio paciente.
En el caso de Evelyn solo 10% de su piel no estaba quemada, “por lo tanto no era suficiente para ser utilizada en un autoinjerto. Es en estos casos de quemaduras graves cuando se requiere de piel cadavérica, que se coloca en el área afectada por un lapso de 15 días en lo que se va regenerando la piel del paciente, explica el doctor Mario Vélez Palafox, subdirector del Centro Nacional de Investigación y Atención a Quemados (Ceniaq).
Todos los gastos de Evelyn han sido asumidos por el Hospital Shriners y la Fundación Michou y Mau, quien también apoya con 500 pesos por semana a la madre de los tres niños para cubrir los pasajes que paga para trasladarse al Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).
Hoy, Jael Abraham sigue internado en el Ceniaq del INR, donde es sometido a cirugías reconstructivas y rehabilitación, mientras que su hermano menor ya está en casa, con cicatrices en su cuerpo, pero nada que comprometa su vida y su motricidad, aunque requirirá rehabilitación hasta cumplir los 18 años de edad.
Silvana no contaba con seguridad social en la fábrica que laboraba, pero no quiere demandar. “No tengo cabeza ahora para eso, la prioridad son mis hijos”, dice quien espera en cualquier momento poder viajar a Galveston, con el apoyo de la Secretaría de Salud del Distrito Federal para estar a lado de su hija.
Actualmente Silvana espera a su quinto hijo; el embarazo quizás impida que pueda tomar un avión. Evelyn, mientras tanto, permanece desde el pasado 19 de febrero con su abuela Margarita. Su diagnóstico es aún grave.
Falta cultura: especialista
Los expertos advierten que la donación de órganos es un tema tabú en México y la de piel lo es aún más: “No hay suficiente cultura de donación en general y menos aún de piel, que finalmente es el órgano más extenso del cuerpo. Con tan solo donar seis láminas de piel al fallecer, un adulto puede salvar la vida de tres niños quemados”, dice Vélez Palafox, subdirector del Ceniaq, fundado en 2011 y único en su género en México y América Latina.
“La ausencia de este tipo de donación tiene que ver con falta de información y mitos alrededor del tema.
“Muchas personas no saben que la piel puede donarse y se tiene la impresión de que el cuerpo será vulnerado en el momento de donar este órgano. No es así. Un donador adulto puede donar entre seis y ocho laminillas de piel”, detalla.
Para la donación se extraen láminas tan delgadas como el papel china con un grosor de menos de medio milímetro, de la mayor longitud posible, que se enrollan en una gasa estéril empapada con solución fisiológica para facilitar su manejo. La piel es rasurada con una navaja nueva de afeitar y lavada con jabón quirúrgico y suero fisiológico estéril.
El procedimiento se hace en un quirófano y la piel extraída de la persona fallecida se cubre con un material sintético que es muy parecido a la piel. Esto último, explica el especialista, para que la integridad del cuerpo no sea vulnerada, en la velación del mismo.
En México, el Banco de Piel y Tejidos del Ceniaq de la Secretaría de Salud (Ssa) está autorizado para obtener, procesar y suministrar piel a pacientes. Aquellos que presentan quemaduras graves son los principales beneficiados del banco de piel cadavérica que está ubicado en el INR. Aproximadamente mil 200 personas quemadas han sido atendidas hasta la fecha en dicha institución. En México se registran anualmente 115 mil personas con quemaduras, más de la mitad de ellas se presentan en menores de edad.
Cobertura temporal
La piel de donaciones altruistas o cadavéricas se obtiene de partes imperceptibles del cuerpo: “No debe tomarse piel ni de rostro, ni de manos, ni de órganos sexuales. Las delgadas laminillas de piel son tomadas de la espalda, de glúteos o muslos de modo que los familiares no perciban ningún cambio en el cuerpo de la persona que ha muerto. Ninguna persona viva puede donar piel, ésta solo puede tomarse de las personas que han fallecido”.
El especialista explica que la piel cadavérica se utiliza para quemaduras graves como una cobertura temporal, pues a las dos o tres semanas el propio cuerpo del paciente la rechaza. “Sin embargo, esto nos da tiempo para que la piel vaya cicatrizando y podamos ir tomando de esa piel —ya regenerada— para autoinjertos”.
En el caso específico de pacientes con quemaduras graves (en más del 80% del cuerpo) la piel humana donada se emplea como cubierta temporal para tratar las heridas y proteger de la contaminación y bacterias, así como para prevenir la deshidratación.
Se deberá quitar la piel quemada y solamente dejar la piel útil, “pues el tejido muerto se infecta y se llena de bacterias; para evitarlo debemos de quitarlo todo y sustituirlo por piel cadavérica cuando no es posible tomar piel (no quemada) de la persona”, explica Vélez Palafox.
Recalca que es necesaria también una mayor cultura de prevención y de información: “Desafortunadamente en México no se ha tomado con seriedad suficiente las quemaduras, a pesar de que dejan cierto grado de discapacidad y cicatrices por el resto de la vida de quienes las padecen, sobre todo si las heridas están en rostro y manos”.
Debido a que el Banco de Piel y Tejidos del INR está autorizado para proveer piel a pacientes quemados —principalmente niños— todos sus procedimientos están regulados por el Centro Nacional de Trasplantes y la Cofepris, máximas autoridades en materia de donación en México, lo que garantiza la trasparencia en la asignación de tejidos a hospitales que lo requieran.
“Si desea ser donador de piel sólo hace falta comunicárselo a su familia, hay que recordar que donar es regalar vida. Se puede solicitar la tarjeta de donador voluntario en el Banco de Piel y Tejido del INR”, invita Vélez Palafox.
prv