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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Desde temprana hora llegan al territorio que ya hicieron suyo; se mueven en motonetas para poder entrar por cualquier camino. Llevan consigo mochilas repletas de “mercancía”. Se trata de los distribuidores de droga que operan en las instalaciones de Ciudad Universitaria.
A plena luz de día y con la presencia de las patrullas de vigilancia UNAM, los dealers se instalan en puntos conocidos por los consumidores: Los Bigotes, Las Islas, las facultades de Filosofía y de Ciencias Políticas, así como el frontón.
Durante un recorrido que realizó EL UNIVERSAL la semana pasada, en el único punto que en el que se observó a distribuidores de droga y consumidores fue en el frontón, en los demás puntos de venta no hay movimiento, debido a que finalizó el ciclo escolar.
Al llegar a la zona del frontón se observa a los motodealers. Están pendientes de todo aquel desconocido que deambula por la zona. Uno está arriba de su moto al acecho de cualquier movimiento que ponga en riesgo su negocio —como la toma de fotos y videos— para evidenciar el ilícito que se comente dentro de las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el otro reposa arriba de su motoneta a la espera de compradores.
A tan sólo unos pasos otro grupo también espera en el pasto a que comience la venta, mientras otros juegan frontón. A menos de 200 metros los vigilantes de la UNAM en cuatro patrullas hacen que no ven nada.
Al caminar por el frontón se contabilizan por lo menos 13 vendedores de droga y cuatro motonetas.
Mientras se realiza el recorrido, otro grupo tiene a la vista dos bolsas de marihuana; hacen sus churros y otros más ya están fumando.
—¿Qué tienes? —se le pregunta a uno de los motodealers.
—¿Qué buscas? —responde, sin titubear.
—Algo que sea nada más para la fiesta. Dame una mano.
El distribuidor abre la mochila y saca marihuana. Son 50 pesos por lo que agarre la mano. Arranca de un cuaderno una hoja y la envuelve. Se hace la entrega y el pago.
Mientras eso sucede los otros motodealers miran hacia un lado y luego para el otro, en tanto que la vigilancia UNAM permanece en el mismo punto sin hacer nada. De momentos arrancan la moto y dan una vuelta; es tiempo de halconear.
Combate al problema
El pasado 22 de junio la UNAM informó que en lo que va del año han sido detenidas 13 personas presuntamente relacionadas con la venta de drogas; a la fecha no se sabe si fueron puestos en libertad.
Precisó que las detenciones, en colaboración con las autoridades correspondientes, ocurrieron fuera de la institución, pero forma parte del combate al narcomenudeo dentro de las instalaciones de Ciudad Universitaria.
La Universidad informó que al momento de ser detenidos todos se encontraban en posesión de diferentes tipos de estupefacientes, particularmente marihuana y cocaína.
“La Universidad Nacional no se detendrá en su decisión de combatir este fenómeno ilegal y nocivo dentro de sus instalaciones, siempre de acuerdo con sus atribuciones y en pleno respeto a la autonomía universitaria”, enfatizó.
Sin sustento, acusaciones de la PGR
Narcomenudistas han encontrado en Ciudad Universitaria su centro de operaciones a la vista de las autoridades universitarias y la ineficacia de la Procuraduría General de la República (PGR) al momento de consignar. Eso quedó evidenciado por el Poder Judicial de la Federación el año pasado.
El 24 de febrero de 2016, agentes de la Policía Federal Ministerial de la PGR detuvieron a Emilio Esquivel Muñoz, El Yorch, identificado por las autoridades como uno de los principales corredores de droga en dicha casa de estudios.
Esquivel Muñoz, conocido también como Cara Cortada, fue ubicado en los alrededores de una tienda de autoservicio en avenida Universidad, cuando realizaba el intercambio de algo con una mujer.
La procuraduría aseguró haber detenido a El Yorch —también integrante de un grupo anarquista que ocupa el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras— en posesión de 50 envoltorios de cocaína en piedra, 26 pastillas sicotrópicas, Rivotril, y una bolsa con marihuana en greña con un peso aproximado de 300 gramos, por lo que fue consignado por delitos contra la salud y trasladado al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 11, en Hermosillo, Sonora.
Según las investigaciones ministeriales, Jorge Emilio Esquivel Muñoz utilizaba un puesto de tacos a las afueras de las Facultad de Filosofía y Letras como “fachada” para la venta de estupefacientes.
En marzo de ese mismo año, el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) dio a conocer la versión pública de la resolución de la juez Décimo Primero de Distrito de Procesos Penales Federales en el que reclasificó el delito a posesión simple y Esquivel Muñoz obtuvo su libertad bajo fianza, al no ser considerado como un delito grave.
La procuraduría aseguró haber presentado todas las pruebas en el pliego de consignación por el delito contra la salud en su modalidad de narcomenudeo, pero el juez puso en evidencia a la institución.
La juez Rosa María Cervantes Mejía informó que las proporciones de droga con las que fue detenido El Yorch no eran las que había dado a conocer la Produraduría General de la República; por ejemplo, de acuerdo con el dictamen practicado, eran cinco gramos de cocaína, lo cual no pasaba de la dosis permitida.
Respecto a la marihuana, la PGR había informando en un comunicado que a Esquivel Muñoz le habían encontrado 300 gramos, aproximadamente; sin embargo, el dictamen químico evidenció que eran 189.4 gramos, de igual forma una cantidad inferior a la permitida.
Mientras que de las 26 pastillas, pericialmente se determinó que contienen clonazepam, y no existen indicios de que tuvieran como finalidad su venta.
“Es evidente que adversamente a lo argumentado por la representante social en su propuesta de ejercicio de la acción penal, no existen bases para establecer de manera fehaciente que previo a su detención el indiciado realizó un acto de compra-venta del narcótico, puesto que la persona con la que supuestamente efectuó un acto de esa naturaleza no fue asegurada y, por consiguiente, no rindió declaración”, dijo.
Sostuvo que no constituye una prueba la información que obtuvo la Policía Federal Ministerial de personas cercanas al lugar si no se revaloró su identidad y no declararon ante el Ministerio Público.
Incidencia de actos ilícitos
EL UNIVERSAL publicó el pasado viernes 23 de junio que entre diciembre de 2007 y julio de 2015 se presentaron alrededor de 2 mil 955 denuncias penales por hechos ocurridos en instalaciones universitarias.
En un informe de 2015 de la Comisión Especial de Seguridad (CES) del Consejo Universitario de la UNAM se dijo que tan sólo en 2014 la cifra ascendió a 224 averiguaciones previas por delitos, faltas administrativas, accidentes y otros hechos no delictivos.
La incidencia de actos ilícitos registrados en Ciudad Universitaria presentó una media anual de 944 eventos, lo que, según el documento, significó una reducción de 5.82% del promedio anual acumulado.