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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
“Tuve miedo de que se les fuera a salir una bala, estaban muy nerviosos por el enfrentamiento”, cuenta el reportero Leonardo Martínez sobre cómo tres policías estales le apuntaron con sus armas a la cabeza y el estomago para exigirle que borrara las fotografías que había tomado del enfrentamiento que tuvieron con hombres armados en la colonia El Embalse, en Zihuatanejo, en la Costa Grande.
La noche del pasado lunes 5 de junio, Leonardo estaba en la casa de sus padres, en la colonia Embalse. Desde ahí escuchó balazos. Los tiros eran por la zona industrial, por la colonia Galeana, escuchó cómo con cada minuto los tiros se oían más nítidos y más cerca.
Después vio un automóvil blanco —que después supo que era un taxi— pasar a exceso de velocidad y detrás una patrulla de la Policía Estatal. Los agentes alcanzaron al Tsuru blanco justo afuera de la casa de sus padres. Comenzó el enfrentamiento. Leonardo y su familia se refugiaron. Pasaron uno 10 minutos y todo terminó.
“Estaba casi terminando el enfrentamiento; me llamó Eleazar [Arzate, otro reportero] para que fuéramos a ver lo del enfrentamiento, yo le dije ven a la casa, acá está”, recuerda.
Cuando llegó Aleazar, Leonardo salió a cubrir el enfrentamiento. De inmediato los policías estatales le impidieron acercarse a la zona acordonada. Les dijeron que en un rato los dejarían pasar para que tomara fotografías. Sin embargo eso no sucedió. Los elementos comenzaron a prepararse para retirarse.
“Nos hicieron pendejos, no nos van a dejar tomar las fotos”, le dijo Leonardo a Eleazar y tomaron fotografías y video de forma discreta de cuando los policías estatales se llevaban el taxi que manejaban los hombres con lo que se enfrentaron.
Cuando el policía que estaba manejando el taxi se dio cuenta de que lo estaban fotografiando, se bajó y con su arma en la mano se les acercó con otros dos agentes más. Los tres se fueron sobre Leonardo. Uno le puso su rifle en la cabeza, otro en el estomago y el tercero se colocó por la espalda. Con gritos y groserías le comenzaron a pedir que borrara las fotos y el video e intentaron quitarle su celular. Leonardo se resistió y les dijo que no lo haría porque estaba cumpliendo con su trabajo.
“Ahí sentí mucho miedo, porque estaban muy alterados, nerviosos por el enfrentamiento, yo creo que esa ha sido la agresión más grande que he tenido”, explica.
Discutieron por algunos minutos, pero cuando los agentes se dieron cuenta que comenzaron a salir los vecinos, dejaron a Leonardo.
Ese día, de acuerdo con el reporte policiaco, los estatales detuvieron a uno de los que iban en taxi y los otros dos se les escaparon. Decomisaron el carro que tenía droga y armas.
Leonardo es reportero de un diario regional llamado El ABC de Zihuatanejo, de El Sol de Acapulco y envía información a la radio de La Capital Máxima. Sólo en un medio está contratado y los demás le pagan por notas. Para los tres medios envían información de la fuente policiaca.
Leonardo es de los reporteros que realiza su trabajo en medio de una disputa entre banda delictiva y el hostigamiento gubernamental.
Dice que en Zihuatanejo desde que detuvieron a los 20 policías municipales a quienes se les vinculó a proceso, las muertes violentas aumentaron en el puerto.
A tres días de la agresión, Leonardo no ha recibido ni una llamada telefónica de algún funcionario del gobierno del estado, pese a que el gobernador, Héctor Astudillo Flores, ha difundido ampliamente la instalación de mesas de trabajo con reporteros de al entidad y la creación de una fiscalía para atender agresiones en contra de reporteros.
Leonardo recientemente presentó una denuncia ante el Ministerio Público por la agresión y la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Coddehum) le informó que comenzó una investigación.