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En México se invisibiliza la violencia y en ocasiones se justifica, lo que ayuda a que en la sociedad se naturalice un clima de violencia, aseguró Carlos Martín Beristain, ex integrante del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en el caso Ayotzinapa.

Subrayó que “en México se invisibiliza el fenómeno de la violencia o aparece como una crónica roja de las víctimas, del asesinato, de los cuerpos calcinados, de las imágenes de terror en los medios. Hay una invisibilización del problema, hay una invisibilización de la responsabilidad o incluso, una justificación”, dijo.

En una conferencia magistral en el segundo y último día de actividades del Foro Nacional sobre Salud Mental e Intervenciones Psicosociales en Contextos de Violencia, el especialista aseguró que cuando se habla de ese fenómeno es necesario decir las cosas por su nombre y no buscar eufemismos. Beristain recordó que cuando llegó a México como parte del GIEI para apoyar las investigaciones del caso de desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, les habían dicho que el caso era de “secuestro agravado”. Sin embargo, “cuando llegamos al país dijimos ‘esto es un caso de desaparición forzada, no un caso de secuestro agravado’”. Subrayó que es necesario llamar a las cosas por su nombre, no importando lo terrible que éstas sean, debido a que “sólo cuando podemos llamar a las cosas por sus nombre vamos a poner las bases para tomar una conciencia de lo que enfrentamos y poder desarrollar parte de las políticas que toca para enfrentar esa situación”.

En el auditorio del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, el especialista español indicó que la impunidad produce violencia, y en México, afirmó, es un problema estructural, junto con la corrupción y la violación a los derechos humanos, por lo que la única manera de parar esto, es abatir la impunidad de raíz.

“La impunidad produce violencia y en México hay un problema estructural en la relación entre corrupción, violencia y violaciones a los derechos humanos. La única manera de parar ese círculo es quebrar la impunidad, porque si no, ese círculo seguirá operando, porque las condiciones estructurales para la violencia no van a cambiar”, señaló.

Manifestó que hay aspectos básicos para poder realizar acciones de apoyo a las víctimas de violencia, entre ellas, la construcción de un contexto favorable para la atención sin el cual las acciones no pueden llevarse a cabo, lo hacen de manera precaria o incluso, aseguró, negativa, además,  se deben desarrollar vínculos de confianza y de apoyo con las personas afectadas.

“Cuando vine con el Grupo de Expertos y nos entrevistamos con los familiares del caso Ayotzinapa nos decían: ‘Ustedes son los únicos en que confiamos, no confiamos en nadie más’”, comentó.

Añadió que el trabajo sicosocial tiene que ayudar a documentar lo que le pasa a las víctimas de ese fenómeno, para que éstas no sean un número más en la estadística, sino que tengan un rostro que ponga “en vergüenza a aquellos que no quieren tomar decisiones y que ponga ese rostro frente a quienes puedan ayudar a crear políticas transformadoras.

“Se deben documentar las experiencias de la víctimas porque es sobre esta base que se podrán tomar decisiones, pero sólo se podrá si tenemos una estrategia con esa visibilización que ponga este problema en la agenda del país. Pero si no se visibiliza y queda sólo como un programa clínico o como un problema de depresión o estrés postraumático, no tendremos las herramientas que ayuden a que el tema sea enfrentado de manera directa”, dijo.

Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante, aseguró que la violencia en el país tiene diversos factores, por lo que no es un problema que esté estructurado de manera lineal sino multifactorial, en el que intervienen agentes a nivel individual, familiar, comunitario y cultural, por lo que apuntó que crear políticas públicas que combatan los índices de violencia no es algo que sea  sencillo o  fácil..

“Por ejemplo, en el problema de la deserción escolar, alguien  que dejó la escuela no quiere decir que todos aquellos que dejen la escuela se van a convertir en delincuentes. Por eso señalo que la violencia no es un problema lineal, pero lo que sí puedo afirmar es que aquel joven que deje la escuela sí se expone a más factores de riesgo para caer en pandillas, a drogas, en fin, muchas otras variables que también intervienen y eso es lo complejo en hacer políticas públicas, que no son fáciles,  debido a que tienen que llegar y atender a un sistema de causas que generan la violencia”, comentó.

Durante dos días, especialistas nacionales y extranjeros, así como víctimas se reunieron en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz para compartir experiencias, demandas, necesidades y recomendaciones que se espera sean el punto de partida de una red colaborativa que visibilice todo el trabajo que se está haciendo en diferentes partes del país en torno al fenómeno referido.

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