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El periodista Javier Valdez, premiado en múltiples ocasiones por su trabajo valiente sobre el narcotráfico, halló hoy la muerte en su tierra natal, Culiacán, a manos de pistoleros que, como en tantos lugares del país, están silenciando a la prensa.
El fundador del semanario Ríodoce y corresponsal del diario nacional La Jornada en Sinaloa fue interceptado y atacado a tiros desde un vehículo cuando caminaba por la calle.
Su cuerpo quedó tendido boca abajo en el pavimento, muy cerca de las instalaciones del semanario que fundó hace varios años y donde en febrero publicó una entrevista con un emisario de Dámaso López Núñez, presunto sucesor de Joaquín "el Chapo" Guzmán al frente del Cártel de Sinaloa, detenido el 2 de mayo en Ciudad de México.
En una entrevista con Efe en octubre pasado, Valdez se definió como un buscador de historias en "medio de las ruinas" y defensor de los periodistas "que se la están partiendo" en un país donde "el delincuente manda" y "el aire que respiramos no nos pertenece".
Habló sin tapujos de la complicidad de los políticos con el narcotráfico, aseguró que en México no hay libertad de prensa porque el crimen organizado y los gobiernos corruptos imponen el silencio a punta de bala o dinero, y denunció que "el periodismo valiente, digno, responsable, honesto no tiene sociedad alrededor".
El periodista "está solo y eso habla también de nuestra fragilidad porque significa que si van contra nosotros (...) no va a pasar nada. No hay ese sentimiento de solidaridad, de cobijarnos juntos a la hora de que un periodista es asesinado, agredido, amenazado", lamentó.
Recordó que en 2009 Ríodoce fue atacado con una granada y "hubo medios que no publicaron nada, no es solidaridad de oficio, es hacer lo que te toca hacer".
El escritor no imaginó entonces que se sumaría al más de centenar de periodistas asesinados desde el 2000 en este país, donde la impunidad es la regla en estos casos.
Valdez, ganador en 2011 del Premio Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas y el Maria Moors Cabot con el equipo de Ríodoce, creía que si bien el narcotráfico imponía "una dinámica cabrona al periodismo" en el estado de Sinaloa había ciertos márgenes de maniobra.
Pero esos márgenes han desaparecido en momentos en que en ese estado del noroeste de México, cuna de capos históricos del país, se libra una férrea batalla por el liderazgo del Cártel de Sinaloa tras la recaptura de Guzmán en enero de 2016 y su extradición a Estados Unidos a principios de este año.
Según los expertos, dicha pugna se recrudeció tras la detención de López Núñez, alias el Licenciado, entre el hijo de este, Dámaso Lópéz Junior, y los hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán, hijos del Chapo.
El fiscal estatal, Juan José Ríos Estavillo, dijo hoy que la labor periodística de Valdez será una línea de investigación de este caso y anunció que la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos contra la Libertad de Prensa participará en las pesquisas.
El autor de obras como "Narcoperiodismo", "Levantones", "Con una granada en la boca" y "Huérfanos del narco" y sexto periodista asesinado en lo que va de año, no creía en esa institución ni en el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
No se trata de leyes, de recursos o de botones de pánico para los comunicadores; el problema "es de voluntad" por eso "de la complicidad" con el narcotráfico, aseguró a Efe en la entrevista en la que pidió al gremio solidaridad, autocrítica y recuperar la indignación.
Ese gremio levantó hoy la voz para condenar el ataque y exigir a las autoridades celeridad en la investigación para llevar a los responsables ante la justicia.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Artículo 19 y el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por su sigla en inglés) que lo premió en 2011 emitieron sendos comunicados para pedir justicia.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, condenó a través de su cuenta de Twitter este "indignante crimen" y reiteró su "compromiso con la libertad de expresión y prensa" en México, un país en el que once periodistas fueron asesinados en 2016, convirtiéndose así en el más violento para la prensa.
El fiscal de Sinaloa dijo hoy que además de la investigación, la prioridad es "salvaguardar" a los integrantes del semanario y a la familia del periodista.