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La policía española anunció ayer el decomiso de media tonelada de cocaína escondida en grandes ladrillos para chimeneas y barbacoas que procedían de México y Colombia.
La operación, llamada Princesa, culminó con 25 detenidos, entre ellos, dos cabecillas de la banda: uno residía entre España, Colombia y México, y se ocupaba del envío de la droga, y el otro estaba instalado en España y era el encargado de su recepción y distribución.
La organización se repartía entre Madrid, Guadalajara, Valencia, Tarragona y Barcelona. Recibía la droga por vía marítima y la distribuía con vehículos provistos de doble fondo. También tenía conexiones en puertos de Bélgica y Holanda.
El valor de mercado de la droga era superior a los 18 millones de euros. Según la delegada del gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, se trata de “una de las operaciones contra el narcotráfico más importantes en Madrid de los últimos ocho años”.
Tras una investigación de dos años, con 200 teléfonos intervenidos, los agentes localizaron la droga a finales de marzo en una nave industrial en Madrid. Allí encontraron “numerosos bloques de material de construcción, ladrillos refractarios específicos para su uso en chimeneas y barbacoas, que la organización había utilizado para ocultar el estupefaciente”, según la portavoz de policía española.
Los oficiales tuvieron que romper miles de piezas hasta dar con aquellas que eran huecos y que habían sido utilizadas para el transporte de la cocaína e intervinieron una veintena de vehículos con dobles fondos y decomisaron más de 200 mil euros en efectivo.