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Además de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”, quien fue condenado a cadena perpetua y al pago de más de 529 millones de dólares por tráfico de drogas, Estados Unidos ha juzgado a otros capos del narco.
La mayoría de los sentenciados pertenecen a las primeras generaciones de narcotraficantes mexicanos, fundadores de los cárteles que durante la década de los 80 controlaron el trasiego de estupefacientes en la frontera norte del país.
En 2013, una Corte Federal del Sur de California sentenció a Eduardo Arellano Félix “El Doctor”, a 15 años de prisión por lavado de dinero al servicio del Cártel de los Arellano Félix que dominó la frontera de México con EU en la década de los 80.
Además del tiempo que permanecerá en prisión, deberá pagar a EU 50 millones de dólares.
Luego de su detención en 2002, Benjamín Arellano Félix se declaró culpable de delincuencia organizada, narcotráfico y lavado de dinero, delitos por los que se le condenó a 25 años de prisión.
Posteriormente, Francisco Javier Arellano Félix, quien fue detenido en 2006, se declaró culpable por los mismos delitos que su hermano y recibió cadena perpetua.
Juan José Quintero Payán, segundo al mando del Cártel de Juárez, fue entregado en abril de 2010.
Se declaró culpable en San Antonio, Texas donde fue juzgado por delitos contra la salud y asociación delictuosa.
Ese mismo año, Estados Unidos condenó a 17 años de prisión a Miguel Ángel Caro Quintero, uno de los líderes del Cártel de Guadalajara.
En 2007, las autoridades estadounidenses recibieron a Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo, quien fue sentenciado a 20 años de cárcel por una Corte de Distrito Sur con sede en Houston.
Héctor Luis “El Güero” Palma, fue juzgado por narcotráfico y crimen organizado, delitos por los que en 2008 fue sentenciado a 16 años de prisión en Florence, Colorado.
Luego de nueve años en prisión, en junio de 2016, Estados Unidos regresó al capo debido a que tuvo por cumplida su condena por el tiempo que duró el proceso seguido en su contra y que pasó en prisión preventiva.
En proceso
Estados Unidos tiene recluidos a otros grandes señores del narcotráfico mexicano, algunos han decidido fungir como testigos en los juicios de quienes otrora fueron líderes de los cárteles de la droga.
El capo de recién llegada a territorio estadounidense y cuyo proceso ha sido vigilado a nivel internacional es Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa.
Guzmán Loera fue extraditado el pasado 19 de enero luego de que el Quinto Tribunal Colegiado en materia Penal en la Ciudad de México le negó el último amparo que lo mantenía bajo la custodia de las autoridades mexicanas.
En septiembre de 2015, Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, integrante del cártel de los Beltrán Leyva fue extraditado junto con Jorge Eduardo Costilla Sánchez, “El Coss”, líder del Cártel del Golfo.
En México, Valdez Villarreal fue acusado de delincuencia organizada, privación ilegal de la libertad, delitos contra la salud, homicidio y lavado de dinero y fue reclamado por la Corte Federal de Distrito del Este de Louisiana.
“La Barbie” fue uno de los tres capos del narcotráfico que colaboraron con las autoridades estadounidenses como testigos en el juicio contra “El Mochomo”.
Los otros dos fueron Sergio “El Grande” Villarreal y Jesús “El Rey” Zambada.
“La Barbie” fue citado como testigo de las reuniones y llamadas con “El Mochomo” para discutir cargamentos de cocaína y la recolección de los pagos.
En 2016 se declaró culpable de importación y distribución de cocaína y lavado de dinero luego de llegar a un acuerdo con el Departamento de Estado en la Corte Federal del Distrito Norte de Georgia para que le dicten una condena menor a cambio de información.
Por cada cargo de narcotráfico le espera cadena perpetua, fianza de hasta 10 millones de dólares o libertad condicional permanente.
Por lavado de dinero le espera una condena máxima de 20 años de prisión, multa de hasta 500 mil dólares o el doble de la cantidad que fue lavada y libertad condicional de tres años.
Jorge Eduardo Costilla Sánchez, “El Coss”, fue detenido el 12 de septiembre de 2012 por supuestamente distribuir marihuana y cocaína en Estados Unidos y lavado de dinero, por lo que la Corte de Distrito Sur de Texas solicitó su entrega.
Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, fue extraditado en 2012 actualmente es testigo protegido de Estados Unidos.
En el juicio seguido contra “El Mochomo” declaró que junto con él estableció un corredor de tráfico de cocaína, pagó sobornos a funcionarios públicos mexicanos y fue su jefe de seguridad.
Jesús Zambada García, “El Rey” también fue extraditado en 2012 y su testimonio en el caso del “Mochomo” versó sobre los acuerdos que realizaron para recibir y transportar cocaína a los Estados Unidos e invertir en cargamentos de droga proveniente de Colombia.
En 2013 Zambada se declaró culpable de un cargo criminal ante la Corte del Distrito este de la ciudad de Nueva York, actualmente está en espera de ser sentenciado.
Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, fue enviado a Estados Unidos en febrero de 2010 y firmó un acuerdo de colaboración con las autoridades de aquel país.
Se le acusa en México por tráfico de cocaína y heroína hacia Estados Unidos y enfrenta cargos en Illinois y Columbia.
Actualmente está en espera de ser sentenciado y de comparecer ante las autoridades para declarar como testigo clave en el juicio seguido contra Joaquín “El Chapo” Guzmán.