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Junio 2015. Esteban (nombre ficticio), de 35 años, se encontraba en casa, a la espera de sus familiares. Sin más, un grupo armado entró a su vivienda y se lo llevó. Fueron dos días en cautiverio en los que él mismo negoció su libertad.
Entraron, le apuntaron en la cabeza y lo tiraron al suelo.
—Llévense el automóvil —le dijo Esteban a los seis hombres.
—No, venimos por ti —respondieron.
Lo subieron a un auto con los ojos cerrados y amarrado de las manos.
“Me tuvieron en cautiverio, ahí pasa de todo: miedo, angustia, desesperación porque no sabes qué va a pasar. Te bajan la autoestima, te dañan moral, sicológica y físicamente. Te torturan”, comenta.
Comenzó la negociación con su familia, pedían 3 millones de pesos.
Dos días sin comer, escuchando las llamadas que hacían a sus familiares, en las que se comienza a negociar y les dicen que le cortarán una parte del cuerpo si no entregan el dinero que les piden.
—Te vamos a matar, no le interesas a tu familia —lo amenazaban.
“Te investigan, saben todo de ti: a qué hora entras, sales, qué haces… Un secuestro te roba tu tranquilidad y seguridad, queda uno con miedo y afecta a toda tu familia”, señala al narrar su caso.
Esteban llegó a un acuerdo con sus captores: lo dejarían libre para que juntara el dinero.
Tomó un taxi y al entrar a su casa sus hijos lo recibieron. “Lo más preciado que uno tiene es volver abrazar a tu familia”.
—Te queremos mucho —le dijeron sus hijos al verlo cruzar la puerta.
—¿Ya no nos va a pasar nada, papá? —preguntaron con miedo.
Fueron 10 días de extorsión, dos plagiarios fueron detenidos por la UECS Michoacán y están bajo proceso.
“Lamentablemente, no sé si será por las leyes o los jueces, que a veces los tiempos en que tardan los procesos lo único que queremos es justicia. Estamos en una situación complicada de inseguridad a nivel nacional. La integración familiar es algo que tanta falta hace para que los niños que van creciendo lo hagan con valores, con ganas de ayudar a que México cambie y que los jóvenes no se dejen llevar.
“Con la ayuda de Dios vamos a salir adelante. La atención sicológica nos ayuda mucho porque luego ni quieres asomarte a la ventana de la casa. Un secuestro te cambia por completo”, agrega Esteban.