Si no nos das 3 millones de pesos te regresamos a tu hijo en pedacitos, dijo una voz amenazante y directa a María (nombre ficticio), que sufrió por cuatro días la angustia de no tener a su niño en casa. Un dolor más intenso que luchar contra el cáncer de mama que padece la mujer.

Un día de febrero de 2015, Adrián (nombre ficticio), su hermano y su primo fueron al gimnasio. Les gustaba ejercitarse.

Al terminar su rutina, Adrián (de aproximadamente 16 años de edad) y su primo salieron del establecimiento cuando personas armadas se los llevaron en su propio automóvil.

El hermano de la víctima, que aún se encontraba en el gimnasio, observó todo y marcó de inmediato a su madre.

María necesitaba ayuda así que marcó a su hermano Esteban para decirle, éste se alarmó porque su hijo y su sobrino estaban juntos. Primero entendió que había sido herido, pero al llegar al lugar la noticia fue otra. Se los llevaron a los dos.

“Mi hermana me marcó para decirme que a su hijo lo habían herido, pero él y mi hijo iban al mismo gimnasio. Llegué al lugar, había muchas patrullas, pregunto y me dicen que fueron secuestrados los dos”, explica Esteban.

Más adelante hicieron un cambio de automóvil, pero por las prisas dejaron al primo de Adrián en ese vehículo.

Los plagiarios jamás observaron que estaban siendo grabados por una cámara de seguridad, misma que sirvió para ubicar el automóvil e iniciar la búsqueda.

“Al escuchar que mi hijo fue secuestrado sentí que me caía, pero me hice el fuerte porque quería ayudar”, comenta.

Comenzaron las llamadas para negociar. Los delincuentes insistían en los 3 millones de pesos que jamás podría juntar María y eso la desesperó.

“Son los peores días que he tenido en mi vida porque se llevan una parte de ti. No sabes en qué momento puedes recibir una mala noticia. Son días que no se puede comer ni dormir”, explica María.

En una de las llamadas les dijo que se habían equivocado de persona. No tenían ese dinero y además ella estaba enferma de cáncer.

Por respuesta la mujer escuchó: “Si no retiras a la policía de la casa también podemos actuar contra tu hijo.

“Se llevaron al niño equivocado, no tiene papá, no tengo dinero y estoy conectada a un tanque de oxígeno. Tengo cáncer”, suplicaba María.

“¿De qué está enferma tu jefa?”, preguntó uno de los secuestradores a su víctima identificada como Adrián.

“Tiene cáncer”, respondió el joven que permanecia en cautiverio.

“Si me estás mintiendo vamos a matar a tu hijo”, amenazó el delincuente.

Fueron nueve llamadas las que en total recibió ella, intentando recuperar a su hijo, para saber que seguía vivo..., pedía pruebas a los secuestradores.

“Lo que pregunté me lo contestaban, eran preguntas específicas, por lo que supe que seguía con vida”.

Se implementó el operativo para rescatarlo, la Unidad Antisecuestros intervino. No se pagó, fueron detenidos cuatro y sentenciados.

“Cuando lo rescataron, no tenía palabras para los agentes. Yo le daba gracias a Dios lo único que quería era abrazarlo. Lo besé, es más difícil tener un hijo secuestrado que luchar contra el cáncer”, agrega la madre.

El hermano de María termina la entrevista diciendo: “No sé en qué momento comenzó a descomponerse esto, pero creo en las autoridades. Hay que denunciar sino no vamos a parar esto”.

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