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En lo que va de la actual administración, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha registrado mil 240 agresiones contra elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en distintos puntos del país.
Los soldados han sido blanco del crimen organizado; algunos han perdido la vida durante enfrentamientos, pero otros han sido embocados, como el caso ocurrido en Culiacán, Sinaloa, el viernes.
Datos de la CNDH señalan que de enero de 2012 a noviembre de 2015, durante las agresiones han muerto 57 elementos del Ejército. A ello se suman los cinco que perdieron la vida en Culiacán, Sinaloa, al ser emboscados al parecer por integrantes del Cártel de Sinaloa que lidera Joaquín El Chapo Guzmán.
Las anotaciones del documento Número de eventos de agresiones en contra del personal militar por parte de presuntos integrantes de la delincuencia organizada, menciona que también en ese periodo 306 soldados resultaron heridos.
Guerrero, Veracruz, Zacatecas, Sinaloa, Sonora, Jalisco, Chihuahua, Durango, Michoacán, Puebla, Estado de México, Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Nayarit, Baja California, Colima y San Luis Potosí son las entidades donde se tienen los registro; pero el estado en el que más ha sido atacado el personal militar es Tamaulipas.
Según el mapeo con el que cuenta la Procuraduría General de la República (PGR), en esos estados operan los cárteles de Sinaloa, Beltrán Leyva, Zetas, Jalisco Nueva Generación, Caballeros Templarios, a los que se suman Guerreros Unidos y remanentes de la Familia Michoacana, Cártel de Tijuana y de Juárez.
El documento Relación de personal fallecido en la aplicación de la campaña permanente contra el narcotráfico, de la Sedena, señala que de 2006 a abril 2016 murieron 474 efectivos en cumplimiento de su deber. De ese total, durante el sexenio del presidente Felipe Calderón fueron 362 bajas.
Durante la administración actual (hasta abril de 2016), en los operativos militares la cifra de efectivos muertos es de 112, por enfrentamientos o emboscadas.
Las Fuerzas Armadas han resistido agresiones de grupos que emplean armas de alto poder como fusiles AK-47, AR-15, ametralladoras y lanzacohetes.
Antes de la emboscada en Culiacán, Sinaloa, hace un par de días, otro de los eventos en los que se vio la capacidad de fuerza del crimen ocurrió el 1 de mayo de 2015, cuando integrantes del Cártel de Jalisco Nueva Generación derribaron un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana con un lanzacohetes RPG de fabricación rusa, con un saldo de ocho militares y un policía federal muertos.
