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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
La Operación Integral Sinaloa-Durango tiene dos objetivos: la búsqueda y erradicación de cultivos de amapola y marihuana y la asistencia social en las comunidades marginadas de la Sierra Madre Occidental, para ayudar a los campesinos con servicios que no otorgan las autoridades estatales ni municipales para alejar a los jóvenes de la delincuencia organizada.
Los Agrupamientos Alfa y Beta de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el primero en Sinaloa y el segundo en Durango, tienen la misión de proporcionar todo tipo de ayuda en comunidades con alto nivel de marginación en donde también hay presencia del crimen organizado.
“Las actividades de la Sedena, en particular de la Tercera Región Militar, son en forma permanente. Lógico, las tropas requieren de un descanso para recuperarse física, moral y emocionalmente. Lo hacen en nuestros cuarteles, ven a sus familias y posteriormente vuelven a las actividades propias del servicio”, explicó José Macario García Bretón, mayor de Infantería.
El personal militar ofrece consultas médicas, odontológicas, cortes de cabello, arreglo de aparatos electrónicos, registro de armas, mantenimiento, albañilería, plomería, carpintería, herrería y electricidad a quienes lo necesitan.
“Usted tiene insuficiencia venosa crónica, es decir, várices”, con estas palabras el cabo de sanidad le extiende una receta a la señora Adela Valles, de 52 años. En otra mesa le entregan su medicamento y se retira del auditorio municipal de San Miguel de las Cruces, Durango, con la tranquilidad de que la revisó un médico, aunque se queja de que le duelen mucho las rodillas.
La gente recibe a los uniformados con agradecimiento, acepta los apoyos e incluso los jóvenes se acercan para preguntar por las escuelas militares para continuar sus estudios e integrarse a las Fuerzas Armadas. Son pueblos donde no hay policía, ni oficinas gubernamentales, tampoco clínicas médicas ni servicios de ningún tipo.
Explica que “todas estas áreas son lugares donde tenemos información de que hay gente que se dedica a actividades de delincuencia organizada, por eso la población se siente temerosa; con la presencia de nosotros están un poco más tranquila.
“Nuestro trabajo es complementario del que hacen las tropas que andan realizando erradicación de plantíos de marihuana y amapola”, resaltó García Bretón.
Las comunidades a las que llega el Ejército para ayudar son elegidas por la lejanía de las zonas urbanas, la población que tienen y la información estatal. Estas comunidades se caracterizan por tener muchas carencias, no tienen agua potable, pavimentación, drenaje, telefonía celular, internet ni gasolineras.
Entre otras actividades, los soldados pintan las escuelas y crean un vínculo de confianza con la población civil.
“Contamos con materiales proporcionados por el gobierno de Durango y algún otro de nuestras jefaturas. El periodo de trabajo va a ser de un mes en diferentes localidades”, afirmó.
En un día fueron atendidas 950 personas, 100 de ellas por consultas médicas y odontológicas, e incluso hay 11 solicitudes de registrar revólveres y escopetas calibre .22 que usan para cazar, el requisito es que deben pagar 45 pesos en el banco y llevar la ficha, pero en la comunidad no hay bancos, así que no lo consiguieron.