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A la celebración de los 206 años de la Independencia de México, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) llega con dos conmemoraciones más: el centenario de la creación de la industria militar mexicana y el medio siglo de existencia y apoyo social que ofrece en tiempos de desastres naturales, a través del Plan DN-III.
Este año en el desfile del 16 de Septiembre destacarán esos dos aspectos en la historia de la institución, explica a EL UNIVERSAL el general de División, Genaro Fausto Lozano Espinosa, director general de Industria Militar.
“Los 50 años del Plan DN-III por ser una de las tareas sustantivas del Ejército y de la Fuerza Aérea Mexicana, que tienen un gran impacto en la sociedad, y los 100 años de la industria militar, son 100 años produciendo nuestras armas y municiones”, destaca.
El 16 de octubre se cumplen 100 años de la industria militar. Venustiano Carranza emitió el decreto por el cual se fusionaron varias fábricas que existían en 1916 y de esa manera se creó la industria militar mexicana.
La Defensa tiene 18 fábricas, 11 de producto terminado y siete de apoyo, en las que trabajan 4 mil 382 personas, de ellas, aproximadamente 500 son mujeres y están repartidas en tres turnos. “Tenemos la fábrica de granadas, la fábrica de carga, pero por el volumen de producción, la de cartuchos y la de armas son las más importantes, reciben el apoyo de siete fábricas para cumplir con los objetivos anuales de producción. Esta fábrica [la de armas] está en un proceso de modernización, todavía hasta hace dos años existía mucha maquinaria obsoleta o antigua, pero que es útil, hoy 80% de la maquinaria es moderna”, resaltó.
La Sedena está en proceso de renovación tecnológica para acelerar la producción y para impulsar la creatividad de los ingenieros mexicanos, actualmente cuenta con 35 patentes, la mayor parte son de esta administración y varias más están en proceso de registro. “Tenemos una producción de 15 mil fusiles al año, pero con la modernización en 2017 estaremos produciendo 30 mil, entre otras armas. Nos encontramos en un momento en que tenemos desarrollos tecnológicos propios, la industria militar de México es la segunda, después de Pemex, con mayor número de patentes”, explicó.
En la fábrica de armas de avenida Industria Militar, colonia Lomas de Sotelo, en la Ciudad de México, 80% es maquinaria de lo más moderna con sistemas computarizados, pero además cuenta con proyectos tecnológicos a mediano y largo plazo.
“Hay un impulso importante a la innovación y desarrollo tecnológico. En esta administración el despegue ha sido muy importante. Tenemos capital humano con enormes capacidades, nuestros ingenieros tienen una preparación excelente desde la Escuela Militar de Ingenieros, y aquí continúan preparándose, haciendo maestrías, doctorados, hay un buen número de doctores y maestros especialistas en distintas áreas. La mano de obra es toda militar”, añadió el director.
Por su volumen de producción las fábricas de cartuchos y armas sobresalen. La producción de cartuchos es de 18 millones anuales y, lo mismo que los fusiles y pistolas, son de uso exclusivo de las tropas del Ejército, aunque se planea que en el futuro se vendan a corporaciones policiacas del país.
“Actualmente tenemos un fusil FX-05 que es tecnología propia, pero casi tenemos lo que llamamos la familia FX; además del fusil tenemos la carabina, la pistola ametralladora, tenemos un aditamento lanzagranadas de .40 milímetros y estamos trabajando en la ingeniería de la ametralladora ligera. Está en proceso el desarrollo de una pistola semi automática que seguramente el año que entra estaremos produciendo”, adelantó Lozano Espinosa.
El FX-05 Xiuhcóatl —palabra náhuatl que significa serpiente de fuego— es un fusil de asalto 100% mexicano con capacidad de realizar 750 disparos por minuto y con un alcance de hasta 800 metros, hecho a la anatomía del mexicano, explicó el capitán Primero, Miguel Ángel Sosa, jefe de Producción de la fábrica de cartuchos.
A 10 años de su presentación, es el arma oficial del Ejército y sustituye al Heckler & Koch G3. El FX es calibre 5.56 x 45 mm, cartuchos que también se producen en la Sedena.
El general Lozano Espinosa destacó que la meta para 2018 es la migración total de armamento que tienen las tropas operativas, quienes todavía usan el fusil G3 que originalmente es una patente alemana que la Sedena compró hace 20 años y evolucionó, pero es reemplazado por el armamento de tecnología nacional, lo que permite un importante ahorro.
“Nuestros productos son de calidad mundial, inician desde las propias máquinas y cada fábrica tiene su propia área de inspección de calidad y tenemos la dirección de calidad de la industria militar, que cuenta con un laboratorio central de pruebas para garantizar que nuestros productos responden a las mayores exigencias”, puntualizó el mando castrense.
“Estamos muy conscientes de que la calidad de nuestros productos es fundamental para garantizar que las tropas operativas cumplan con las misiones institucionales protegiendo la vida de nuestra gente”, recalcó.
Con motivo del centenario de la industria militar se fabrica una subametralladora que se liberará en el transcurso de este mes.
“En el área de aeronáutica tenemos varios proyectos, como la construcción de un avión ligero para adiestramiento de los cadetes del Colegio del Aire, también estamos incursionando en el diseño y desarrollo de cohetes de guerra y cohetes para colocar incluso un satélite, en algunos años, a través de nuestra propia tecnología”, afirmó el director general de Industria Militar.
“Tenemos tres prototipos de vehículos blindados, tenemos 65 vehículos en operación, uno no es prototipo, es el DN-11; tenemos el Titán, aprobado y listo para entrar a línea de producción, y un vehículo mucho más pesado, de 12 toneladas, que le llamamos Cimarrón, es todo terreno y útil para puestos de mando”, anunció. La aportación de la industria militar es importante porque genera productos a bajo costo para las Fuerzas Armadas y representa un ahorro para la nación, pero hay planes para la producción con fines comerciales.
“Queremos dar el brinco y pasar no solamente de economías sino de beneficios para el Estado mexicano, con los desarrollos tecnológicos que tenemos estamos seguros que este será un detonante de una industria militar de nivel mundial, una nueva industria para el país, que genere beneficios que hoy no producen, de tal manera que si hoy es un orgullo para el país, en algunos años podremos sentirnos todos más orgullosos de contar con una industria de esta naturaleza”, pronosticó.
La Sedena estaría en condiciones de vender armas a precios muy competitivos, con la ventaja de que también podría ofrecer mantenimiento para prolongar la vida útil de ese material.