La reconstrucción de viviendas afectadas en la zona costera de Colima y Jalisco, a 10 meses del paso del huracán Patricia, tiene un avance de 90%, informó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Luego de un estudio de factibilidad en la comunidad de Chamela, Jalisco, una de las más afectadas en octubre de 2015 por el meteoro, se rellenó la planicie al nivel histórico de la inundación, para evitar que el cauce natural ponga en riesgo a la población, indicó la dependencia en un comunicado.

El poblado, asentado poco antes de 1950, se ubica a menos de un kilómetro de la costa y tiene una superficie de 21 mil 256 metros cuadrados, cuyo lugar no tenía las medidas de construcción necesarias para resistir fenómenos naturales de gran tamaño.

Con el objetivo de restablecer la vivienda en el lugar, y convertir a Chamela en un poblado modelo, acorde al nuevo desarrollo turístico que se construirá en la zona, se destinó una inversión superior a 25.6 millones de pesos.

Los recursos, provenientes del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), se destinaron para construir 48 viviendas habitables y seguras, una entrada principal de piedra bola de río, así como un circuito adoquinado de cuatro manzanas.

Se hicieron banquetas y rampas para discapacitados, así como un talud de contención perimetral de 600 metros lineales alrededor de la comunidad. Los servicios de agua potable, drenaje y luz eléctrica tendrán cableado subterráneo. Las casas, que tienen tabique tipo novablock con propiedades térmicas, contarán con dos recámaras y sistemas bioclimáticos de ventilación cruzada, que sustituye a las ventanas de cristal para evitar que se rompan con el viento.

Información de la Sedatu destaca que como parte del compromiso del gobierno de la República y tras la instrucción del presidente Enrique Peña Nieto a la titular de esa dependencia, Rosario Robles Berlanga, se planea entregar viviendas dignas y seguras entre septiembre y octubre, es decir, a menos de un año de la tragedia.

Esperanza Juan de Dios, habitante de la citada comunidad de Jalisco, contó lo que sucedió: “Unas personas del municipio llegaron a Chamela y nos llevaron a un refugio en San Mateo, porque nos dijeron que el huracán venía muy fuerte”.

Relató: “Desde el salón en donde estábamos se veía el viento muy duro. Cuando se terminó todo y regresamos aquí, a Chamela, vimos que no teníamos nada, sólo se miraban las tazas de los baños por todos lados, pero no quedaron más que unas cuantas casitas paradas y las demás, todas caídas. Gracias a Dios nos hicieron unas casas nuevas, cosa que no esperábamos, cuando nos dijeron todavía ni lo creíamos, cuando vimos que vinieron con la maquinaria y todo, ya vimos que sí, que era verdad”.

El poblado de Chamela, asentado poco antes de 1950, se ubica a menos de un kilómetro de la costa, con una superficie de 21 mil 256 metros cuadrados, no contaba con medidas de construcción para resistir el embate de la naturaleza, se carecía de servicios de agua potable, drenaje y luz; había casas de madera, lona y, en algunos casos, tejados y bardas que fueron arrasados a su paso por el meteoro de categoría 5, considerado el más peligroso en la historia del Pacífico mexicano.

Casi estuvimos en el ojo del huracán, comenta Arturo Morfín, policía municipal de Chamela, quien había vivido experiencias similares.

“Con el huracán Jova, en el año 2011, nos inundamos tan terrible que el agua rebasó los 3.6 metros de alto; esto nos sirvió ahora, dice, como referencia para evacuar la zona, antes de que Patricia tocara tierra y nos lastimara más de lo que hizo.

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