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Manuel de Jesús Rubio Padilla tiene 26 años. Su hablar conserva su acento sinaloense. Él se convirtió en el estudiante más destacado durante los tres años de la carrera de Técnico en Electrónica Naval, de la que se graduó y obtuvo el reconocimiento de las autoridades de la Secretaría de Marina, así como de sus compañeros.

Al concluir sus estudios obtuvo el grado de Segundo Maestre y fue el mejor de los 84 alumnos del Centro de Formación y Capacitación de la Armada de México, generación 2016.

“[Mi vida] ha cambiado. La situación afuera es un tanto más difícil, yo no conocía las oportunidades que me podía ofrecer la Secretaría de Marina, gracias a un conocido entré, me explicó todos los beneficios y la formación integral. Ha cambiado totalmente mi perspectiva, me formaron valores diferentes, con la familia soy un sustento más fuerte, profesionalmente es un escalón que alcancé este día tan importante, pero de aquí en adelante la proyección se me abre y todo gracias a cómo nos ayudan y nos integran en la Armada”, señaló.

Manuel de Jesús destacó que su vida hace algunos años era muy distinta. Es hijo único y vivía con su mamá, es originario de La Concha, municipio de Escuinapa, Sinaloa, en donde reconoce que tenía pocas oportunidades de salir adelante.

“Causé alta en las Fuerzas Armadas [en la Ciudad de México], en la Secretaría de Marina me brindaron la oportunidad de trabajar, en primera instancia”, recordó. Al año siguiente salió la convocatoria para las Escuelas de Formación Militar y enseguida tomó esa propuesta, así fue como entró a la Escuela de Electrónica Naval.

“Son tres años de formación y lo que sigue es la pasantía, un año de prácticas profesionales”, cuenta orgulloso, en posición de firmes y luce el impecable uniforme blanco de gala.

Atrás de él está el mar. El murmullo de las aguas del Golfo de México se mezcla con la música que proviene de una palapa, en la que los marinos festejan y comen con sus familiares y oficiales. La canción Suave, que canta Luis Miguel, se oye a lo lejos.

“Las personas que puedan y tengan interés y vocación, y que quieran superarse, en primera instancia, que vengan aquí a las escuelas navales, en todos los aspectos se van a desarrollar, recomendadísimo”, dijo.

Con el ascenso también adquirió nuevas responsabilidades; sin embargo, afirmó sentirse seguro porque tiene prestaciones y servicio médico para él y su familia.

Su pasatiempo favorito son las artes marciales. Antes de entrar a la Armada practicaba Muay Thai, una disciplina de Tailandia, y en la Escuela Naval le dieron la oportunidad de desarrollarse en el deporte a otro nivel.

“Viajé a Tailandia, en donde saqué el tercer lugar mundial representando a México”, contó y sonrió.

Por ahora va a celebrar este éxito con su mamá, pero piensa en estudiar la licenciatura, tal vez en mecatrónica, para seguir desarrollando su carrera profesional como oficial de la secretaría, porque desea ser almirante. “Es muy brillante y es de los pocos que logran sus metas, aquí tiene un buen futuro”, interrumpe uno de sus mandos.

“Es un honor, [vestir el uniforme de la Armada], me pongo la camisa y lo porto con gallardía, me paro en el centro y me siento orgulloso de él. La Secretaría de Marina es una institución muy noble, que de verdad nos hace superarnos en todos los sentidos, en los valores, no lo duden en ningún momento”, finalizó antes de pedir permiso para regresar al festejo de lo que llama una nueva etapa de vida.

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