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Nicaragua inició desde el jueves un fuerte ataque para fustigar con dureza la situación de los derechos humanos en México y calificarla de “caótica”, luego de que ambos países chocaron ese día en la Organización de Estados Americanos (OEA) por la advertencia mexicana sobre que la destitución de 28 legisladores nicaragüenses debilita y neutraliza a la oposición de ese país centroamericano.
Rosario Murillo, la primera dama de Nicaragua y candidata a la vicepresidencia por el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), afirmó que el embajador nicaragüenses en la OEA, Luis Alvarado, “defendió con mucha dignidad su soberanía ante las conductas intervencionistas y serviles del embajador de México” en ese foro, Luis de Alba.
Alvarado respondió “intervenciones desafortunadas, catalogadas también dentro de nuestra presentación como intervenciones serviles, serviles a los intereses del imperio (estadounidense), en el caso de la intervención principal, intervención del embajador de México, a la que Nicaragua respondió con mucha dignidad”, adujo la esposa del presidente nicaragüense, Daniel Ortega.
“Comentaba Luis (Alvarado) que es inconcebible que se exprese preocupación por situaciones internas de países como Venezuela y Nicaragua, cuando México presenta una situación interna que todo el mundo ha caracterizado como caótica”, recalcó.
El panorama de México, alegó, “continuamente se refleja en los medios internacionales con gran preocupación por violaciones continuas a los derechos humanos, por la desaparición de decenas de miles de personas, los 43 estudiantes de Ayotzinapa que todavía no aparecen”.
De Alba y Alvarado chocaron en la OEA luego de que el embajador mexicano expresó “preocupación” por la destitución a finales del mes pasado de los 28 diputados por orden del Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua, que está bajo control de Ortega, al igual que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
De Alba advirtió que esa acción debilita y neutraliza a la oposición en momentos en que Nicaragua está en un proceso electoral “muy importante”, por los comicios generales de noviembre próximo. La oposición quedó inhibida de participar en las elecciones tras ser despojada en junio pasado de su representación legal, en un golpe que se agravó con la destitución de los legisladores, electos en 2011.
Alvarado replicó que “si México está preocupado por situaciones internas que se producen en Nicaragua, también a Nicaragua le preocupa, a como dice Amnistía Internacional, que en México persista la impunidad por violaciones graves de derechos humanos como la tortura, los tratos perversos e inhumanos degradantes, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales”.
En lo que la oposición califica como dictadura familiar, Ortega, que gobierna desde 2007, es seguro ganador en noviembre como candidato presidencial del FSLN para reelegirse por segunda vez consecutiva e indefinida y asumir por otros cinco años en enero de 2017. La semana pasada, Ortega designó a su esposa como aspirante a vicepresidenta.