A nivel federal la apología del delito —justificar o enaltecer de manera pública un hecho ilícito— es castigado con penas menores, por ejemplo, cumplir con jornadas de trabajo en favor de la comunidad. A nivel estatal cada entidad maneja sus penas que alcanzan prisión; sin embargo, como se trata de un delito no grave con una fianza, los implicados no pisan la cárcel, aunque sean encontrados culpables.

Gabriel Regino, especialista en leyes, comenta que la apología del delito tiene dos conductas alternativas, provocar el ilícito y hacer apología del hecho: la provocación es una acción directa e inmediata que conlleva a otras personas a cometer el crimen.

La apología es un discurso que se hace escrito o hablado para alabar, justificar e invitar a la gente a que haga lo mismo.

Señala que si se aplicara la norma de manera imparcial todos los que hacen series de televisión que hablan del narcotráfico tendrían que hacerle frente a la justicia; en el caso específico del cantante grupero Gerardo Ortiz, asegura que el video es una actuación, por lo que no incita a ningún acto delictivo.

“Cuando una persona realiza una actuación de un evento que puede ser criminal, es una actuación, no es un mensaje de provocación ni apología, por eso estamos ante un exceso y un abuso del poder que se enfoca en un cantante cuando tenemos series en televisión llenas de ilícitos. La pugna política entre el gobierno del estado y la alcaldía de Zapopan elevó el nivel del conflicto. Se utilizan las leyes con otros fines”, mencionó.

Florence Toussaint, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, mencionó que la apología del delito está sujeta a interpretaciones. “El problema en México es que no hay imparcialidad en la aplicación de la legislación, siempre es amañada y dependiendo de intereses, de ahí parte el problema”, explicó la experta.

Respecto a la línea que divide entre la libertad de expresión y apología del delito, indicó que la Constitución establece que en la República existe la libertad de expresión con limitaciones que tienen que ver con la vida privada, la difamación y la alteración del orden público.

“Si un contenido no atenta contra esas limitaciones se supone que es válido y no debe tener restricciones, el problema es que todo está sujeto a interpretación y no son imparciales. La libertad de expresión tiene serios problemas para ejercerse en el país, por otro lado tenemos la violencia”, argumentó.

José Alfredo Nateras Domínguez, investigador del departamento de sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, comentó que dada la situación del país hay voces sensibles que dan cuenta que ese tipo de videos o imágenes no suelen ser aceptables en la nación.

“En la industria de la música y del cine se ve a diario [la apología del delito], lo que hacen es recrear una serie de discursos y narrativas que están en lo profundo de una parte de la sociedad mexicana.

Hay una parte conservadora que tiene un matiz de machismo y hay tolerancia social a esos discursos, aunque insisto creo que la sociedad ya es más sensible y grupos de la ciudadanía”, mencionó.

El experto de la UAM agregó que hablar de la libertad de expresión es algo complicado en el país, porque en la medida en que fomenta valores que van en contra de una sana convivencia ahí se pierde la libertad de expresión, puesto que afecta a grupos concretos en la República.

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