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El último peritaje oficial sobre el basurero de Cocula, donde según el gobierno habrían sido calcinados los 43 estudiantes de Ayotzinapa, no logró determinar que hubo un incendio la noche que desaparecieron los jóvenes.
El informe, al que tuvo acceso la agencia The Associated Press vía una solicitud de información, dio por probado que hubo “al menos cinco fuegos” en el basurero de Cocula y que hay una zona quemada más grande, en donde se encontraron restos humanos.
“La duración y fecha de los fuegos no pudieron determinarse con base en la información física disponible”, por lo que no pudo confirmarse que los incendios hayan ocurrido cuando desaparecieron los estudiantes.
En abril la Procuraduría General de la República (PGR) presentó sus conclusiones, según las cuales existió un incendio de grandes dimensiones y se hallaron restos humanos de al menos 17 adultos, aunque indicó que se necesitaban más pruebas para corroborar si ahí pudieron ser calcinadas 43 personas.
Sin embargo, bajo un argumento de confidencialidad, la autoridad no divulgó la totalidad del informe que, ahora se sabe, refiere más focos de incendio y la falta de elementos para saber el día exacto en que ocurrieron.
El peritaje pretendía aclarar científicamente el destino de los jóvenes, pero creó más polémica porque la fiscalía lo presentó como un aval a la versión oficial, algo que enfureció a los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quienes acusaron a las autoridades de hacer una “utilización política” del tema.
Meses antes, en otro peritaje, el Equipo Argentino de Antropología Forense informó el hallazgo de restos de al menos 17 personas. Aunque no pudo identificarlas, señaló que en un caso estaban seguros de que no era de ninguno de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, porque tenía una prótesis dental y ningún joven llevaba una.
El último informe sobre el basurero fue encargado por la PGR después de que dos análisis previos echaron por tierra la versión oficial, que decía que los 43 estudiantes habían sido calcinados en el basurero y que luego sostuvo que sólo habían sido incinerados algunos de ellos.
Los alumnos fueron atacados el 26 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala, por policías municipales vinculados con el crimen organizado, y supuestamente entregados al Cártel Guerreros Unidos que los hizo desaparecer, aparentemente, con la complicidad o la inacción de otros funcionarios. Supuestamente, suscrito por seis especialistas en incendios, el peritaje abordó también cuestiones no directamente relacionadas con el fuego, al afirmar que eran “verdad” los testimonios brindados por los cinco supuestos autores confesos de la calcinación de los estudiantes.
Pero según la Comisión Interamericana y declaraciones de los acusados, hay claros indicios de que al menos algunos de los detenidos fueron torturados y su testimonio es la única prueba de que los restos de donde salió el único hueso identificado de un estudiante —que fue encontrado en un río cercano— procedían del basurero. El peritaje indicó que la noche de la desaparición de los estudiantes lloviznaba, aunque no aclaró si eso es compatible o no con una gran hoguera, y advirtió sobre las limitaciones de cualquier conclusión sobre el basurero, porque el lugar no estuvo resguardado durante un mes por lo que “es ciertamente posible” que desconocidos pudieran haber entrado al lugar y contaminarlo.