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El Departamento del Tesoro de Estados Unidos señaló a la mexicana Diana o Altagracia Espinoza Aguilar, esposa de Rafael Caro Quintero, como Narcotraficante Especialmente Designada, por lo que sus bienes quedan congelados; a los estadounidenses se les prohíbe realizar negocios con ella y sus empresas.
La Oficina de Control de Bienes de Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro identificó que Espinoza Aguilar actúa en favor o a nombre de Caro Quintero en cuanto a la posesión de ciertos bienes y realización de actividades comerciales, por lo que tomó la medida conforme a la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros (Ley Kingpin).
El Departamento del Tesoro recordó que Caro Quintero ha sido acusado en el Tribunal del Distrito Central de California por cargos relacionados con el secuestro y asesinato del agente especial de la DEA Enrique Camarena en 1985, así como por tráfico de drogas. El gobierno estadounidense busca su captura y extradición para que enfrente estos cargos.
La DEA ofrece una recompensa de hasta 5 millones de dólares por información que conduzca al arresto del fugitivo que fue liberado el 9 de agosto de 2013 de una prisión mexicana, cuando aún faltaban 12 años para que cumpliera su sentencia.
La instancia estadounidense señaló que Caro Quintero continúa involucrado en actividades de tráfico de drogas desde su liberación.
“La DEA y el Departamento del Tesoro utilizan todas las herramientas para atacar y desmantelar las violentas y mortales organizaciones criminales como la de Rafael Caro Quintero”, expresó el administrador adjunto de la DEA, Jack Riley.
“La designación de Diana Espinoza Aguilar demuestra una vez más que el fugitivo narcotraficante Rafael Caro Quintero depende en gran medida del apoyo de sus familiares”, expresó John E. Smith, director interino de la OFAC.
Refirieron que Espinoza Aguilar ha tenido vínculos con actividades de tráfico de drogas durante años. En 2008 fue detenida en México junto con su marido (en aquel tiempo, un narcotraficante colombiano), y fue acusada por delitos relacionados con cargos de tráfico de drogas y lavado de dinero.
Fue condenada a prisión y mientras estuvo en el penal Puente Grande, Jalisco, conoció a Caro Quintero, también encarcelado entonces, pero quien nunca dejó de tener nexos con el narcotráfico “a través de familiares y testaferros”.