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Nevadas inusuales en el norte de México, tornados e inundaciones mortales en Texas, Nuevo México, Oklahoma, Missouri e Illinois, temperaturas calurosas en Nueva York y ciudades del este de Estados Unidos y Canadá y las peores lluvias en Sudamérica, fue lo que dejó el fenómeno El Niño durante las vacaciones de fin de año 2015.
Para la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), la devastación de El Niño del año pasado hará “inolvidable” la Navidad 2015 para las Américas y llamó a trabajar en la prevención de los desastres naturales.
“No tenemos tiempo que perder, puesto los que desastres climáticos continúan aumentando. Más personas están en riesgo debido a la creciente urbanización. Reducir la densidad espacial de viviendas unifamiliares y aumentar la resistencia de casas contra vientos fuertes puede reducir el impacto de tornados”, dijo Margareta Wahlström, representante de la UNISDR.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmó que estos acontecimientos, ligados a la “peor fluctuación climática global de los últimos 15 años” son una consecuencia del fenómeno El Niño en el Océano Pacífico durante los últimos días del año.
Si bien El Niño es un patrón climático recurrente que implica variaciones en la temperatura habitual de las aguas en la parte central y oriental del Océano Pacífico, el fenómeno afecta directamente a la distribución de las precipitaciones en las zonas tropicales y puede modificar el clima en otras partes del mundo.
La Comisión Nacional del Agua considera que los impactos de El Niño podrían aumentar en los próximos meses.