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El líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, reconoce que el narcotráfico ha cambiado con la introducción de nuevas drogas al mercado, pero se niega a aceptar que su “negocio” provoca violencia o que tiene un impacto negativo en México.

En el video completo de la entrevista que el actor Sean Penn le hizo a Guzmán Loera para la revista Rolling Stone, el capo mexicano se muestra agradecido con Dios “por ayudarle” en sus fugas de prisión y se ufana de ser feliz, por lo que ni siquiera responde a una pregunta sobre la posibilidad de cambiar al mundo.

A otra pregunta sobre la violencia que provocan los cárteles de la droga responde tajante: “Para nada, el narcotráfico no depende de una sola persona”.

Tampoco muestra arrepentimiento por su carrera criminal que lo llevó a ser el narco más buscado en México y Estados Unidos: “No siento algo que lastime ni mi salud ni mi mente, me siento bien”, dice.

En la entrevista grabada en video para ser enviada a los actores Kate del Castillo y Sean Penn, Guzmán Loera se muestra como un hombre que sueña con pasar tiempo con su familia, pero también como un mafioso que prefiere una muerte natural a una violenta. “Sé que un día me voy a morir y espero que sea de muerte natural”.

Esa frase puede ser una explicación del resultado que tuvo el operativo de su recaptura el pasado 8 de enero. Cinco de sus hombres murieron cuando servían como muro para proteger su escape, pero al verse rodeado por federales y marinos, se entregó.

“En parte, [la violencia] es porque hay algunas personas que ya crecen con problemas, y ya, alguna envidia, con alguna información que tienen en contra de otra persona, eso crea violencia”, responde el capo sinaloense a uno de los cuestionamientos sobre la guerra entre cárteles y de éstos con las autoridades, un problema que ha dejado miles de muertos y desaparecidos en México.

La pobreza los orilla a vender las drogas. Su justificación para vender droga es la pobreza y la marginación en la que creció, pero también los apetitos del mercado de consumidores.

“Si no hubiera consumo, no hubiera venta, eso es muy cierto, el consumo día con día es más grande y la venta crece y crece”, afirma el narcotraficante.

Las preguntas del actor Sean Penn pocas veces son incisivas y en otras sólo provocan respuestas con monosílabos o frases cortas.

—¿Usted forma parte de un cártel— se le cuestiona a Guzmán Loera.

—No señor, para nada, porque este… la gente que se dedica a esta actividad, no depende de mí— revira el hombre que en una parte del texto de la revista Rolling Stone presumía aviones y submarinos para los envíos de droga a Estados Unidos.

Se lo pedí a Dios y salí. Como si fuera un mérito, se destaca que sus dos fugas de los centros federales de Readaptación Social (Ceferesos) de Puente Grande, Jalisco, y del Altiplano, Estado de México, se lograron “sin violencia”.

“No arriesgue a nadie, le pedí a Dios y salí, salió perfecto todo”, señala Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

Ante la insistencia sobre el tema, El Chapo Guzmán Loera responde con un tono benevolente: “Conmigo, no se llegó a eso, no hubo violencia”, remata.

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