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politica@eluniversal.com.mx
Washington .— Senadores de ambos partidos se declararon ayer insatisfechos con los logros de la Iniciativa Mérida, una herramienta creada desde 2008 para combatir a los cárteles, al considerar que, a pesar de una inversión de casi mil 400 millones de dólares —de 2 mil 500 millones comprometidos—, “no ha cumplido aún con todos sus objetivos.
“Los pilares de la Iniciativa Mérida no se han alcanzado”, dijo ayer la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, al declararse “profundamente insatisfecha” con los resultados.
A la demócrata se sumó el republicano por Iowa, Chuck Grassley, quien también dijo estar poco satisfecho con los logros alcanzados por este esquema de cooperación, que no se ha traducido en una mejor seguridad fronteriza.
“Pese a todo el dinero invertido, nuestra seguridad fronteriza no ha mejorado en muchos aspectos”, comentó al participar en una audiencia para el Control Internacional de Narcóticos de la Cámara de Senadores del Congreso federal.
“Mérida no está funcionando. Tal vez hemos incrementado la cooperación, pero pese a la cantidad de dinero que hemos gastado, la corrupción y el débil Estado de derecho continúan amenazando cualquier progreso con México”, consideró Feinstein.
Las críticas contra la eficacia de la Iniciativa Mérida se suman a la decisión anunciada de forma unilateral el pasado 19 de octubre, cuando el gobierno de Estados Unidos determinó, por primera vez, no certificar los avances de México en materia de derechos humanos y retiró 5 millones de dólares a la última partida autorizada por el Congreso por 148 millones de dólares.
Desde el inicio de la Iniciativa Mérida, en el año fiscal 2008, el Congreso ha condicionado 15% de los fondos asignados a la policía y los militares mexicanos, a que el Departamento del Estado certifique que el gobierno mexicano haya realizado avances substanciales en ciertas áreas prioritarias de derechos humanos.
En la misma audiencia, el jefe de operaciones de la DEA, Jack Riley, consideró que el Cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín El Chapo Guzmán, es la organización de tráfico de drogas más poderosa del mundo y controla el mercado estadounidense.
“Este hombre, El Chapo Guzman, es alguien a quien considero el narcotraficante más peligroso en el mundo, con el Cártel de Sinaloa dominan el mercado ilícito de las drogas de Estados Unidos”, señaló Riley.
El funcionario de la DEA reconoció, sin embargo, que la demanda y el consumo de drogas en Estados Unidos sigue siendo la principal fuente de poder de los cárteles de la droga mexicanos.