“Es un trabajo que hemos hecho desde principios de julio”, explica Samuel Barrera Nieto, quien toma orgulloso una flor de cempasúchil a la mitad del vivero los Lagartones, en San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, que montó junto con otros seis compañeros para producir cada año la planta que es una tradición de México.

“Para esta temporada estamos produciendo en 3 mil metros cuadrados, de donde sacamos entre 100 mil y 120 mil plantas”, detalla Samuel, quien junto con sus socios contribuye a la cifra de las más de 12 mil toneladas de esa flor que se espera cultivar para este año en todo el país.

Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), indican que en 2014 se produjeron alrededor de 12 mil toneladas de esta especie de la familia asteraceae, 356 mil 81 manojos y más de un millón 900 mil plantas, en una superficie de mil 350 hectáreas; se espera que para 2015 se superen estos números.

“La flor de cempasúchil se comienza a trabajar a partir del 10 de julio para estar cosechando después del 10 de octubre, tenemos de 15 a 20 días para vender la producción, la cual llega a Guerrero, sobre todo a Chilpancingo, Monterrey, Ciudad Juárez y la ciudad de México con venta directa al vivero”, detalla.

Ha seguido la tradición familiar desde hace varias generaciones al igual que sus hermanos, en su caso se organizó con unos compañeros para abaratar los costos de producción y de esta manera poder colocar mejor sus flores, no sólo a nivel local, sino en otros estados.

“Hemos evaluado que el costo de producción nos viene saliendo aproximadamente en cinco pesos cada una y el costo para el mayorista, que aquí en el vivero carga de 500 a mil plantas en un día, es de ocho pesos”, comentó.

Samuel indica que los cuidados que requiere son: fertilizaciones, agua fundamentalmente, pues la especie requiere de este líquido todos los días. “El cempasúchil es una planta de sol directo, pero si hay heladas le afecta como a todas las plantas y hortalizas”. No hay tanto riesgo de pérdidas y no se les quedan sin vender, asegura.

La Secretaría de Agricultura, a través del SIAP, precisa que las principales entidades donde se produce son: Distrito Federal, Puebla, Oaxaca, Estado de México, Morelos, Guerrero, Hidalgo, Coahuila, San Luis Potosí, Tlaxcala y Michoacán.

En el Distrito Federal, la delegación de la dependencia reporta que se tiene una producción cercana a los 19 millones de plantas, bajo condiciones de invernadero y a cielo abierto, con un valor estimado de 235 millones de pesos.

En el suelo de conservación local, conformado por siete delegaciones, hay 195 hectáreas dedicadas a la producción de flores y plantas ornamentales, donde laboran cerca de 2 mil 500 productores florícolas.

Productores de Xochimilco, Tláhuac, Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Tlalpan, Milpa Alta y Álvaro Obregón cultivan más de 100 variedades de especies ornamentales, principalmente en maceta.

La flor de Día de Muertos es originaria de México y aunque actualmente se produce en otros países, un estudio de la Universidad Autónoma Chapingo indica que tiene 3 mil años de haber sido domesticada y los diversos usos que se le pueden dar han propiciado que industriales hayan decidido sacarla del país.

Ha sido ornamental su utilización más común a partir de la época prehispánica y desde 1960 inició su explotación con fines industriales; en 2000 comenzó a obtenerse pigmentación vegetal que demandan los mercados mundiales, donde China es líder de esta industria y absorbe y acapara la materia prima.

Al industrializarse para usarla en pigmentación se ha mejorado genéticamente en algunos países, pero con base en variedades prehispánicas mexicanas. Las consecuencias son graves, ya que este desarrollo lo efectúan chinos, hindúes y británicos, y las variedades mexicanas como tal han ido desapareciendo, destaca el estudio.

Samuel Barrera señala que sí producen flores de cempasúchil de color anaranjado, que es el tradicional, así como amarillo fluorescente y blanco.

“Esto es a través de la semilla que compramos a una empresa que nos las vende ya modificadas genéticamente. Nos las ofrecen de acuerdo al color que solicitamos, pues los introducimos para tener otras variedades que a la gente le gustan”, destaca.

De acuerdo con información de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la anarquía del mercado ha ocasionado que la mayoría de las familias mexicanas honren a sus difuntos cada vez con más dificultades por el encarecimiento de los productos de temporada, a lo que se ha sumado la comercialización de flores artificiales que comienza a tomar más fuerza en los estados de Puebla y Morelos.

Líderes estatales de la CNC en esas entidades y el Estado de México, principales productores de flores, aseguran que el cambio climático les ha afectado de una manera considerable, y llegan a resultar dañados sembradíos de cempasúchil, nube, alelí y terciopelo. Pese a ello, los floricultores indicaron que no hay desabasto en esta temporada y reconocen que los precios se han elevado debido al aumento de los fertilizantes.

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