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La versión de José Luis Abarca y de María de los Ángeles Pineda sobre lo sucedido en Iguala, cuando desaparecieron los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos y seis personas murieron, es que al término del informe de actividades de Pineda Villa se fueron a cenar y después a dormir.

El entonces alcalde, recibió el aviso por parte del secretario de Seguridad Pública Municipal, Felipe Flores, casi de inmediato, cuando los alumnos de Ayotzinapa tomaron los autobuses.

Abarca Velázquez dijo: “No pasa nada. Secuestrarán camiones y luego se irán. Conténganlos”, hasta que salieran de la ciudad. El abogado Luis Arguelles asegura que la indicación del ex edil nunca se pudo haber interpretado como “atacar”. Esa orden está grabada.

El munícipe comunicó al gobierno del estado, al Ejército y a la Policía Ministerial lo que sucedía para que tomaran el control. Las grabaciones están en el expediente de la PGR, reitera el defensor.

Cuando José Luis habló con su secretario particular, Alfredo Villanueva, a las 21:30 horas, efectivamente ya estaba enterado de los disturbios y le indicó: “Vete a dormir”. A la medianoche, Abarca se comunicó por primera vez con el secretario general de Gobierno, Jesús Martínez Garnelo, a quien le dijo que no contaba con información sobre los disturbios, porque las autoridades estatales ya estaban a cargo.

Las averiguaciones previas y las actuaciones ministeriales estaban en proceso, y el Ejército ya había intervenido ante el llamado del secretario de Seguridad Pública del municipio y de la Procuraduría del Estado.

“Así lo dice el Convenio Único de Mando, el cual estaba en vigor. El documento se exhibió en un amparo. El Mando Único se firmó en mayo de 2014”, explica Arguelles.

Según el abogado, los estudiantes llegaron una hora después de que terminó el evento de Pineda Villa. “Nada más alejado de la realidad que los normalistas fueran a manifestarse por el informe de la presidenta del DIF”.

Abarca Velázquez sí le pidió a su secretario que sacara documentos para “proteger el archivo municipal”. Esto se hace cada vez que se prevén disturbios fuertes. “Se ha querido tergiversar, que se sacaron documentos con relación a los estudiantes”.

El domingo 28 de septiembre, Abarca Velázquez se trasladó solo al DF y se entrevistó con miembros de su partido, recuerda Arguelles. “El lunes 29, los del PRD le pidieron que renunciara. Le indiqué que eso parecería declararse culpable, si acaso, que pidiera una licencia. Hablaba con personas que le exigían que renunciara. Ignoro con quién”.

El martes 30 de septiembre solicitó licencia por un mes y se dio cuenta de que el palacio municipal estaba rodeado y su casa era cateada, “por eso decidieron substraerse del medio [Iguala], porque no tenían ninguna garantía. Interpusieron amparos para ver si había alguna orden de aprehensión o presentación. No había nada”.

Los 35 días estuvieron en el Distrito Federal, donde su hija tiene un departamento sobre el Periférico, el cual también fue revisado. No estuvieron ni en Puebla ni en Veracruz.

“Los detuvieron el 4 de noviembre de 2014. Estaban dormidos dentro del domicilio en Iztapalapa y les permitieron vestirse. Existen contradicciones en las consignaciones. En tres actuaciones se habla de distintos momentos y lugares de su detención”.

—¿José Luis Abarca es miembro de Guerreros Unidos?

—Definitivamente no. El enfoque de Guerreros Unidos es con relación a la señora, por sus hermanos Marco Alberto y Marco Antonio , que formaban parte del Cártel de los Beltrán Leyva, pero fueron asesinados en 2009.

—¿José Luis Abarca siendo alcalde daba o recibía dinero de algún grupo del crimen organizado?

—No.

—¿Fue extorsionado?

—Nunca me comentó.

—¿Hay alguna relación de los Abarca con Sidronio Casarrubias, líder del grupo de Guerreros Unidos?

—Ninguna.

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