Vaya semana. Primero se supo que Don Joaquín tuvo tres horas, y no 20 minutos, para escapar de su celda, según se desprende del video con audio mostrado en la televisión por Carlos Loret de Mola. Luego nos enteramos de que El Chapo Guzmán no sólo es bueno para huir tranquilamente, a través de un túnel de mil 500 metros, sino que también es un as para continuar la fuga a ras de tierra. Bueno, ni tanto, porque esta vez resultó con lesiones en una pierna y en la cara, pero no como resultado de un “enfrentamiento directo”, dijeron las autoridades, sino de... mmm... no se sabe, quizá de algún tropezón, especularon algunos malosos en las redes sociales. La buena noticia es que le pisan los talones al capo y que lo tienen bien ubicado en el Triángulo Dorado, una zona que controla el Cártel de Sinaloa. La mala nueva es que, otra vez, Don Joaquín puso pies en polvorosa.