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Jalisco.— El cuerpo de María Elena Cruz Muñoz permanece en El Cairo, pero no ha sido identificado plenamente; el ataque de las fuerzas armadas de Egipto fue brutal, a tal grado que solamente con el ADN de su hermana Leticia, quien viajó al país africano con la comitiva que acompañó a la canciller Claudia Ruiz Massieu, podrá tenerse una certeza.
En Guadalajara, Rocío Morgan, con quien María Elena compartió departamento durante tres años cuando ambas fueron diputadas de la 57 Legislatura del Congreso de la Unión, señala que poco a poco se han dado cuenta de la magnitud del atentado.
“Su hermana fue por ella con la certeza de que tenía que hacerse pruebas de ADN, ya que María Elena está en la tercera lista, la de los que no han sido identificados y que fueron reportados como desaparecidos porque no había manera de reconocerlos”, indicó.
La amistad entre estas dos mujeres y políticas del Partido Acción Nacional comenzó en 1991, cuando Cruz Muñoz recién ingresaba al instituto político e integraba parte del equipo de la Secretaría de Capacitación, en aquel tiempo Morgan trabajaba en el Comité Estatal del PAN en Sinaloa; años más tarde coincidirían como diputadas federales en la ciudad de México, donde para ahorrar gastos decidieron compartir un departamento en la calle Cecilio Robelo.
“Hay mucha gente que pensaba que María Elena sólo era una persona formal y muy propia, que nunca se salía de su lugar y de su papel, pero yo les decía que era cosa de que les agarrara confianza, le gustaba bailar y bromear, era de
sonrisa pronta pero con una alegría muy serena, eso habla de una persona que está bien consigo misma”, comentó Morgan al recordarla.
Como política, uno de sus mayores logros fue impulsar la creación de la Comisión de Equidad de Género en la Cámara de Diputados; aquellos primeros pasos en el Congreso han derivado en una ley de paridad, considera su amiga y colega.
“Era muy elegante para decir las cosas, muy mesurada, nunca le faltó el respeto a alguien, siempre la recuerdo así, sobre todo en un momento crucial para la legislatura, era la primera sin mayoría, lo que nos obligó a todos a sentarnos a dialogar y ella supo entender muy bien ese momento (...), así se creó la Comisión de Equidad de Género y a ella le toca pelear y convencer a la legislatura de que era una comisión necesaria”, explicó Morgan.
Desde entonces, entró de lleno en los temas de derechos de las mujeres, y aunque ocupó varios cargos públicos —el último en la Dirección de Ingresos de la Secretaría de Finanzas del gobierno de Jalisco, durante la administración de Emilio González Márquez— luchar por la equidad de género era lo que le apasionaba, señaló su amiga.
“Durante la legislatura, a mí me costaba trabajo sentarme con las diputadas del PRD, porque sus posiciones eran radicalmente distintas a las nuestras, pero María Elena supo ver que sí teníamos cosas en común y que sobre esos temas teníamos que trabajar para que la comisión funcionara y permaneciera”, comentó.
El último proyecto en que trabajaron juntas lo llamaron “Mujeres de alas azules”, consistió en cabildear con el partido, con sus grupos y líderes, para hacerlos ver que la Ley de Paridad de Género era algo que se tenían que tomar en serio y para eso había que prepararse.
“De esta manera apoyó María Elena a muchas diputadas, regidoras, funcionarias, les daba asesoría y consejos”, indica Morgan.
Hace aproximadamente 4 años Cruz Muñoz se desencantó un poco de la política y del PAN —recuerda su amiga—, pensaba que ya no tenía mucho que aportar a su partido y que no podía seguir creciendo dentro de él; así, comenzó una búsqueda personal y espiritual que la llevó a vincularse con Marisela Rangel, una de las sobrevivientes del ataque y quien organizaba estos viajes a Egipto desde hace más de una década.
“El año pasado hizo el mismo viaje y desde hace algunos años estaba en esta búsqueda de meditación, de crecimiento personal, de espiritualidad; quería hacer otras cosas, esa parte le empezó a preocupar y buscó respuestas en otros lados (…), hablamos muchas veces de lo que implicaba vivir a tope en la política o en los cargos públicos, coincidíamos en que llega un momento en que te saturas y necesitas desintoxicarte, ella buscaba eso, era un viaje de meditación, conocimiento y búsqueda de paz...”, concluyó su amiga.