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Dámaso López Núñez, considerado uno de los posibles sucesores de Joaquín Guzmán Loera en el Cártel de Sinaloa, pasó de ser un servidor público con ingresos de nueve mil 433 pesos mensuales, a un hombre de poder y riqueza en la estructura del crimen organizado.
Su carrera delictiva data de al menos 14 años atrás, cuando formó parte de una red de funcionarios penitenciarios que ayudaron en la fuga de El Chapo del penal de Puente Grande, en Jalisco.
Documentos de la Dirección General de Administración de la Secretaría de Gobernación (Segob) y de la Coordinación de Centros Federales, entregados por medio de la Ley de Transparencia, permiten conocer su trayectoria como servidor público, antes de adentrarse en la estructura del Cártel de Sinaloa.
De acuerdo con el currículo elaborado y firmado por el propio López Núñez —fechado el 19 de enero de 1998 en Culiacán, Sinaloa—, en 1991 trabajó en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Sinaloa como agente del Ministerio Público (MP) auxiliar, comisionado en la agencia primera. Como agente del MP dirigió durante siete meses un programa estatal de seguridad denominado “Rondines de vigilancia y puntos de observación y apoyo”, donde participaban los policías municipales de tránsito y judiciales del estado, cuyo objetivo era detectar prófugos de la justicia, ya fuera por tener orden de aprehensión o por portar armas de fuego.
“En estos dispositivos tuve la oportunidad primeramente de encabezar una ruta o rondín de los diferentes que se formaron en todo el estado y, para ser exactos, 15 días después de que dieran inicio estos operativos, fui nombrado coordinador de dichos rondines de vigilancia”, escribió en su hoja de vida.
Después de ser del Ministerio Público auxiliar, fungió como agente titular del MP del fuero común en la PGJE, comisionado en la Subprocuraduría Regional de Justicia Zona Centro. Su trayectoria en el servicio público continuó como supervisor operativo de la Policía Judicial del Estado, comisionado en la Policía Judicial destacamentada en Villa Juárez, Sinaloa; subjefe del Departamento de Actas de la Policía Judicial del Estado y luego jefe del Departamento de Vehículos Zona Centro estatal, con residencia en Culiacán.
Siguió prosperando, y él mismo escribe: “Causé alta como jefe del Departamento Operativo y Logística de la Dirección de la Policía Judicial del Estado; fui comisionado en la Zona Norte y comisionado con el mismo nombramiento en la Zona Sur”.
Cuando presentó su currículo ante la Dirección de Personal de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social (DGPRS), donde tramitó su ingreso al Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial de Morelos, se desempeñaba como jefe de grupo de inspectores de la Dirección de Inspección y Reglamentos. Ahí comenzó su camino al reclusorio de Puente Grande, donde trabaría una amistad con El Chapo.
Hoy El Licenciado es considerado sucesor de Joaquín Guzmán en la estructura del Cártel de Sinaloa. A sus 48 años de edad, el Departamento del Tesoro en Estados Unidos lo ubica como uno de los principales lugartenientes de esta organización criminal. Actualmente, en México no tiene vigente ninguna orden de aprehensión en su contra, pero en el país vecino enfrenta una acusación por lavado de dinero y distribución de cocaína, según informó a través de un boletín la Oficina del Fiscal de Estados Unidos para el Distrito Este de Virginia en 2012.
El semanario Zeta señaló que López Núñez se disputa el territorio en Baja California Sur con El Mayo Zambada. A diferencia de su hijo, apodado El Mini Lic, quien presume su vida ostentosa en redes sociales y tiene varios corridos a su nombre, López Núñez es discreto. Según han documentado medios sinaloenses, se le ha visto en la sindicatura de El Dorado, donde tiene propiedades y donde su padre del mismo nombre fue síndico en 2007.
Cartas de recomendación
Para formar parte del servicio público, El Licenciado contó con buenas recomendaciones. Las dos cartas que acompañan su solicitud de ingreso a un penal federal fueron emitidas por funcionarios del gobierno de Sinaloa en el mandato de Renato Vega Alvarado. Los oficios fueron elaborados en hoja membretada con el logo del gobierno de esa entidad, y los emitió la Dirección de Inspección y Reglamentos, que dependía de la Secretaría General de Gobierno, entonces a cargo de Francisco Cuauhtémoc Frías Castro.
En la primera misiva del 25 de febrero de 1998, el funcionario que recomendó a López Núñez, y del cual se testa su nombre en la versión entregada a este medio, dice: “Lo recomiendo muy ampliamente por ser una persona que cuenta con seriedad, responsabilidad y honestidad, de reconocida solvencia moral y un alto espíritu de colaboración y superación profesional”.
En la segunda carta, el funcionario que trabajaba en la Secretaría General de Gobierno de Sinaloa, identificado como “profesor”, dijo conocer a López Núñez desde hace seis años, quien en ese lapso había demostrado inquietudes de superación. “Siempre ha demostrado buena conducta, seriedad y responsabilidad en las funciones que ha desempeñado como servidor público, tanto en la Policía Judicial del Estado como en la Dirección de Inspección y Reglamentos”, escribió.
Su comienzo en los penales
El 16 de marzo de 1998, Dámaso comenzó a trabajar como subdirector de Seguridad Interna en el Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial en Morelos.
En la cédula de identificación que tuvo que llenar para su ingreso, informó que era pasante de la licenciatura en Derecho; que estaba casado y que tenía tres hijos menores de 13 años. En un documento de la DGPRS, con fecha del 12 de marzo de 1998, se detalla que su cargo sería de subdirector con un sueldo mensual de nueve mil 433.20 pesos.
Los documentos que entregó para ingresar al penal de Morelos fueron su acta de nacimiento, credencial de elector, comprobante de domicilio, Registro Federal de Causantes, comprobantes de estudios y CURP, entre otros. Para acreditar sus estudios dio una constancia de la Universidad de Occidente, fechada el 30 de enero de 1997. El documento hace constar que cursó asignaturas del primero al doceavo trimestre de la carrera de Derecho, de ahí su apodo, El Licenciado.
Llegada a Puente Grande
El 1 de marzo de 1999, por instrucciones de un paisano suyo, Dámaso López Núñez llegó al Centro Federal de Readaptación Social Número 2, de Puente Grande, Jalisco, donde formaría parte de la red de funcionarios que ayudó a escapar a Joaquín Guzmán Loera el 19 de enero de 2001.
En un oficio dirigido a José Luis Martínez García, subdirector de Administración del Centro Psicosocial de Morelos, donde laboraba López Núñez, se le informó que la plaza de la Subdirección de Seguridad Interna de ese centro pasaría a estar comisionada en el penal de Puente Grande, Jalisco, hasta nuevo aviso.
Esto “con motivo de las recientes designaciones determinadas por el licenciado Marco Antonio Zazueta Félix, director general de Prevención y Readaptación Social, en los centros federales”, se lee en el documento del 26 de febrero de 1999.
Así fue como, casi un año después de fungir como subdirector de Seguridad Interna en el penal de Morelos, El Licenciado fue transferido a Puente Grande. Desde que llegó, las normas de disciplina, seguridad y vigilancia se perdieron.
De acuerdo con testimonios recabados en la causa penal 16/2001-V, López Núñez fue uno de los funcionarios que comenzó con la venta de privilegios y diversos actos de corrupción que relajaron la disciplina del penal y finalmente favorecieron la fuga de Guzmán Loera.
En complicidad con él, El Chapo Guzmán, Luis Héctor El Güero Palma y Arturo Martínez Herrera El Texasintroducían artículos no permitidos en sus estancias, como hornos de microondas, parrillas eléctricas, celulares y vajillas.
También ingresaban alcohol, viagra, drogas y prostitutas, quienes incluso se quedaban en las celdas con ellos hasta tres días, al tiempo que celebraban fiestas de cumpleaños.
Asimismo, entregaban dinero a todo el personal de seguridad y custodia del penal que le tocaba laborar en los módulos 2, 3 y 4.
En los testimonios recabados, se menciona que antes de que López Núñez renunciara al cargo de subdirector de Seguridad y Custodia, elementos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) hicieron una revisión de los vehículos que ingresaban al estacionamiento del personal y le hallaron dólares, drogas y bebidas alcohólicas, por lo que tuvo que dimitir.
Otras versiones de gente que laboraba en el penal, recabadas en el mismo expediente —del cual este medio tiene copia— señalan que una mañana, personal de la Procuraduría General de la República (PGR) lo revisó antes de ingresar al reclusorio y le decomisaron una maleta que contenía objetos prohibidos, como droga y dólares, “pero no le hicieron nada, solamente renunció y no lo consignaron”.
Otro de los custodios que trabajó en el penal señaló en su declaración que con la llegada del comandante López, éste empezó a privilegiar a Joaquín Guzmán Loera. Además, las conductas “eran blandas y había mucha corrupción”.
Aunque el Ministerio Público de la Federación dictó orden de aprehensión en contra de López Núñez por los delitos de cohecho y evasión de preso, esta última fue negada, ya que las autoridades ministeriales no pudieron presentar pruebas que demostraran que había participado activamente en la evasión.
Por el delito de cohecho se le dictó orden de aprehensión, pero el ilícito prescribió y el 20 de abril de 2010 se sobreseyó la causa penal donde estaba implicado y se canceló la acción penal.
La renuncia
El 30 de septiembre de 2000, por medio de un escrito, Dámaso, entonces subdirector de Seguridad y Custodia, presentó su renuncia con carácter de irrevocable al director del Cefereso 2 de Puente Grande, Leonardo Beltrán Santana.
“Hago constar que a la fecha no se me adeudan sueldos, vacaciones y primas, y no reservo derecho alguno para ejecutar acción legal en contra de la institución”, escribió Núñez López.
En las declaraciones hechas por diversos custodios que están en el expediente de la causa, éstos manifestaron que después de su renuncia, Dámaso se presentó en diversas ocasiones en el penal para visitar al jefe del Cártel de Sinaloa, sin que quedara registro de su entrada.
Días antes de la fuga del capo sinaloense, López Núñez llegó hasta la celda de El Chapo, con quien permaneció por más de una hora. No se sabe de qué hablaron, pero desde entonces ya nadie lo volvió a ver en el reclusorio.
En México, en 2009, enfrentó una segunda acusación penal, pero en noviembre de 2012 se le concedió un amparo y posteriormente quedó sin efecto la orden de aprehensión que se había girado dentro del expediente 88/2009.
El 8 de marzo de 2012, la Oficina del Fiscal de Estados Unidos para el Distrito Este de Virginia informó de una acusación en su contra por lavado de dinero y distribución de cocaína que se le sigue desde el 23 de noviembre de 2011 y donde lo describen como “un capo de narcóticos y lugarteniente del Cártel de Sinaloa”.
El poder que ha adquirido El Licenciado dentro de esta organización criminal quedó evidenciado el primero de septiembre de 2013, cuando se dio a conocer que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo incluyó en su lista negra.
En la información dada a conocer por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros, se destaca que desde que Dámaso López ayudó a Guzmán Loera en su fuga, se ha convertido en uno de los principales lugartenientes del Cártel de Sinaloa, responsable de envíos de toneladas de drogas de México a Estados Unidos.
Al haberlo incluido en esta lista, se prohíbe a ciudadanos estadounidenses realizar transacciones financieras o comerciales con estos dos individuos, y también se congela cualquier activo que puedan tener bajo jurisdicción estadounidense.
Zorayda Gallegos, Periodismo de Inverstigación